Abundancia de aguaceros y nubosidades son los primeros pronósticos realizados campesinos del Valle del Mezquital, quienes con la llegada del año exploran las condiciones del ciclo primavera-verano a través de las ancestrales cabañuelas.

Apoyados con varas, midiendo el agua que cae durante los primeros 12 días del año, los pobladores hacen un registro y crean sus pronósticos para saber qué tipo de producto sembrar, así como los tiempos que requieren.
Antonio Ramírez, agricultor de 67 años, explicó a Criterio en su parcela, ubicada en la zona de El Arenal, la forma para hacen los vaticinios. “Aquí hacemos la práctica de nuestros abuelos, los primeros días de enero nos predicen si es bueno o malo el año”.
Día con día hacen predicciones para cada mes. Según los primeros resultados, habrá mucha agua acompañado por nubosidades.
“Esto nos puede traer buena cosecha, pero a finales de junio podríamos ver mucha más agua, y es echarnos a perder el maíz”, añadió al tiempo de observa la tierra húmeda.
El cambio climático y factores como la contaminación, afirmó, se ven reflejados en las cabañuelas: “aquí se ve todo lo que ya nos está pasando, y por eso les tenemos confianza”.
El campesino aseguró orgulloso que hasta el momento los técnicos de la Sagarpa o de las compañías vendedoras de semillas “no nos han enseñado otra forma más efectiva para saber qué hacer”.
Sus compañeros, afirmó, también hacen sus predicciones y al comentarlas “todos le atinamos más o menos a lo mismo, eso quiere decir que no andamos mal en eso de la adivinanza”.