Una experiencia única en conducción es sin duda la que brinda el Slingshot SLR de Polaris.
Entendamos primero el concepto, un triciclo invertido que la firma ha desarrollado con lo mejor de dos mundos, un convertible y suspensión trasera de motocicleta.
Para nada es un vehículo convencional, por lo que entender al Slingshot es una de las primeras labores.
Debido a sus cualidades técnicas, es catalogado como una motocicleta de tres ruedas, biplaza, con un tren motriz encabezado por un motor cuatro cilindros y transmisión manual.
Podríamos decir que de la zona frontal hasta detrás de los asientos estamos en un vehículo convertible, y el resto es una motocicleta. Es por ello que para su uso se requiere de casco, a pesar de contar con asientos y cinturones de seguridad.
El simple hecho de verlo ya causa una sensación atractiva para su conducción. Después, al colocarnos el casco y tomar posición, se incrementa el pulso. Arrancamos con un botón rojo, digno de una nave espacial, para iniciar el camino.
En pocos metros tenemos que acostumbrarnos a las sensaciones que son comunes en una motocicleta, como el viento contra el casco, además del frío en las piernas.
Slingshot SLR es para alguien que busca aventurarse en el tráfico citadino, pero que posee el gusto por viajar en carretera las fines de semana, es por ello que nuestra prueba de manejo consistió en un tramo de ciudad y carretera.
Recorrer la ciudad es toda una experiencia, ya que sin duda llamará la atención tanto de los peatones como de quienes viajan en otros vehículos.
La altura al suelo, si bien es baja, 12.7 centímetros, no representa alguna dificultad gracias a la configuración de la suspensión, delantera de doble horquilla y trasera de brazo oscilante de aluminio fundido, por lo que no es tan agresivo el paso por lugares con pavimento en mal estado.
Polaris Slingshot es uno de los modelos más divertidos que nos ha tocado reseñar, con una doble personalidad que permite esbozar una sonrisa en cualquier trayecto.