Quizá abrumada por las miradas de miles de personas que llegaron desde diversos puntos de México y Estados Unidos, Rubí no gozó, al menos al principio, su fiesta de XV años.

La celebración más esperada y comentada de las redes sociales resultó un atractivo para La Joya, a donde arribaron inicialmente más de 10 mil aventureros, pero no resultó tan agradable para la estrella del evento.
Llamada por algunos “una reina” y acosada por curiosos y medios de comunicación, Rubí se vio incómoda y sonrió en pocas ocasiones durante gran parte de la celebración.
El descontrol se dio desde que la quinceañera salió de su domicilio, pues se impedía el acceso a las cámaras y decenas de fanáticos se apostaron frente a la casa.
Al salir entre una gran cantidad de familiares y sus chambelanes, Rubí se mostró preocupada al ver todo lo que se generó por su fiesta.
Durante la misa, que inició a las 11:12 horas, estuvo atenta a las palabras del padre Felipe Martínez, quien señaló que toda la comunidad estaba nerviosa por la extensa cobertura del evento.
“Ante muchas cámaras nos sentimos nerviosos, no estamos acostumbrados”, dijo el párroco.
Acompañada de sus padres Crescencio Ibarra y Ana Elda García, la festejada se mostró seria. Eso sí, leyó con solemnidad una carta para dar las gracias a Dios.
“Señor, ahora me presento a ti para decirte ‘gracias’. Gracias por mis padres, mis padrinos, mis hermanos y amigos. Gracias a todos los que están aquí presentes y por los que no pudieron venir”, dijo Rubí.
“Tengo un quinceaños e inicio un camino maravilloso en la sociedad”, añadió.
Al término de la misa y debido al desorden entre los asistentes, fue cancelada una conferencia de prensa.
“La niña está asustada ya”, decía una de las organizadoras al tiempo que le solicitaba al sacerdote poner orden entre el público.
Para la ocasión, Rubí usó un vestido fucsia y un top con aplicaciones en color rojo y plateado.
“Usó un maquillaje sencillo, porque ella es una niña muy bonita”, dijo Alfonso Waithsman, quien es el estilista de cabecera de la primera dama, Angélica Rivera. Él atendió no sólo a la quinceañera, también a la mamá y hasta al papá.
El maratónico evento siguió con un banquete de 5 mil platos que obsequió Mole Doña María, y otros tantos de asado de puerco.
Al término del banquete se repartieron 19 pasteles.
A las 16:00 horas, una fila de varios kilómetros se formó para llegar a Laguna Seca, sede del baile y de la carrera de caballos por la chiva de 10 mil pesos.