A diferencia de otros sonidos, el acordeón se distingue porque se toca en vivo y con cadencia por el mexicano Jesús Martínez Hernández, en uno de los puentes de vidrio sobre la Avenida Harmon.

“Qué mejor lugar que Las Vegas para vivir, es el sueño de todos”, expresa el hombre de sombrero y quien recién cumplió los 60 años de edad.

“Es la ciudad del sueño de cualquier persona, todos quieren venir aquí porque hay de todo: casinos, donde ir a pasear, la presa, muchos lugares de charleston y de todo tipo de sitios para divertirse y pasar buenos ratos”, agrega.

El originario de Acapulco, Guerrero, y quien vive en Las Vegas desde hace 18 años, asegura que gana más de lo suficiente para salir adelante en una ciudad que a pesar de ser lujosa, no considera tan costosa.

“La renta no es tan cara, además me dijeron que aquí había mucho trabajo, y sí, sí se pagaba muy bien, aunque después vino la devaluación y me tuve que poner a hacer esto de tocar el acordeón”, comenta.

Jesús Martínez trabajó en compañías afines a los casinos durante los primeros años, acompañado de su esposa y sus tres hijos. Hoy, casado por segunda ocasión, cuenta con papeles y es ciudadano estadounidense.

“Ya tengo mis papeles, podría trabajar en otro lado, pero esto me deja más que cualquier otro trabajo, en un rato malo gano aproximadamente 100 dólares y en mis días buenos, digamos, viernes, sábado y domingo, en tan sólo unas horas saco unos 200 dólares por día”, refiere.

Mientras las personas de diversas nacionalidades continúan su paso por el puente y observan la característica vestimenta del mexicano, éste asegura que dejó su lugar de origen no por falta de trabajo, sino por cuestiones adversas que resultaron intolerables.

“Lo que te puedo decir es que me encuentro mejor aquí, sí extraño la comida, a la familia y a la gente, pero tendrían que haber muchos cambios para que yo regresara a mi país”, señala el acapulqueño.

“Me preguntan que si tengo miedo con lo que pueda pasar aquí en Estados Unidos, yo siempre respondo que no, yo sé que aquí las leyes se rigen, o sea aquí si algún policía me hace algo y él tiene la culpa se va al ‘bote’ porque se cumple la ley. Además, tampoco creo que acá haya gobernantes malos”, argumentó.

Así, el mexicano se abre paso entre la música de tiendas cercanas y el bullicio de la gente con canciones norteñas, corridos, temas de Ramón Ayala y los Tigres del Norte.