Semana interesante en nuestro país: consulta, decisión del aeropuerto, mercado de valores, dólar, caravana migrante, entre muchos otros asuntos que acaparan las noticias y las redes sociales. Mientras estamos inmersos en estos temas, la mayoría políticos, a nivel mundial se están viviendo horas críticas, todo ello derivado de las próximas elecciones que se llevarán a cabo en
Estados Unidos.

A lo largo de la historia, nuestros vecinos se han distinguido por ser apasionados estrategas políticos. Tenemos que reconocer que el actual presidente, Donald Trump, ha impreso una dinámica muy distinta a sus antecesores. Su particular manera de negociar, presionar e intimidar le ha dado, en el corto plazo, buenos resultados. A nuestro país y a Canadá nos cambió la jugada de la noche a la mañana y, mientras inducía la actualización del Tratado de Libre Comercio, anunciaba aranceles al acero, lo que impactó de inmediato en nuestros productores.

Así se fue contra China y ordenó imponer aranceles a diversos productos, todo ello con el objeto de tratar de “equilibrar su balanza comercial”, pero al final, detrás de ese argumento, hay temas de interés político y económico que van más allá de ponerle arancel a la carne de puerco, a los camarones, verduras, relojes y demás productos. Inició una guerra comercial que le ayudó a presionar a los gobiernos de México y Canadá para que cedieran en ciertos temas que a él políticamente le interesaba resolver antes de esta semana.

No fue casualidad su interés de dialogar con Corea del Norte y mantener una sana distancia con Rusia. Algo a lo que no le hemos puesto mucha atención y debemos considerar es la decisión que tomó el pasado 8 de mayo de volver a imponer sanciones económicas a Irán. Lo anterior, debido a que Estados Unidos sostiene que dicho país no ha cumplido con el programa de desarme nuclear y continúa fabricando armas, así como el argumento de que el gobierno iraní apoya a grupos terroristas.

Dentro de las sanciones, una de las que más afectan al mundo tiene que ver con el petróleo: a partir del próximo 4 de noviembre ninguna empresa o país que quiera mantener relación comercial con Estados Unidos podrá comprar petróleo iraní. Dentro de los países que más le compran a este país se encuentran China, India y Turquía. India, esta semana, negoció que podrá seguir comprando el combustible hasta el próximo mes de marzo. Turquía se encuentra negociando una prórroga y su presidente ha criticado mucho la medida, al grado de desafiarla. Otros clientes, como Japón y Corea del Sur, ya suspendieron compras. Todo esto que está pasando tiene un impacto en la oferta y demanda del petróleo; veremos seguramente sus repercusiones en el precio del barril.

No hay casualidad entre la fecha impuesta para el cumplimiento de esta medida, 4 de noviembre, y las elecciones, como tampoco la hubo con los resultados del nuevo tratado de libre comercio, en el que, para Trump, los trabajadores norteamericanos son los mayores beneficiados. Los mensajes en torno a la política migratoria, así como el despliegue de tropas en la frontera para evitar que la caravana migrante llegue a ese país, forman parte también del discurso para poder ganar las elecciones. Se avecinan días intensos en política internacional y seguramente veremos decisiones, así como amagues y discursos que traten de posicionar al Partido Republicano. El próximo 6 de noviembre conoceremos si la estrategia política/económica impulsada por Trump funciona y sabremos si esta será la dinámica que prevalecerá mientras él siga gobernando.

Aunard de la Rocha