Aquí no se pedalean bicicletas
 
Hace (60) meses
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Una sencilla pregunta.

¿Sabe usted que en Pachuca hay un velódromo?

Algunos responderán con otras preguntas.

¡Ah chinga! ¿Y eso que es? ¿Dónde está?

Un velódromo es una pista para practicar ciclismo de velocidad y en la ciudad capital de nuestro estado tenemos uno que, en su momento, se anunciaba como el que ofrecería un espacio para competencias no solo locales, sino nacionales y hasta internacionales.

Construido durante la administración de Miguel Osorio, en la obra se gastaron ¡casi 30 millones de pesos!
Qué orgullo la construcción y además en tiempo récord: menos de cuatro meses.

Pero no vaya usted a creer que por hacerlo rápido iba a estar mal hecho, de ninguna manera, porque una empresa de prestigio, que no se sabe a ciencia cierta qué tanto era su prestigio, avalaba la obra.

Lo curioso es que esta magnífica obra, de la que tanto hablaban los políticos deportistas, en la que se gastaron un chingo de lana, contó con la instalación de una pista con las más altas especificaciones, sin embargo nada de eso valió porque la Federación Mexicana de Ciclismo no la pudo certificar debido a que presentaba “pequeñitos detalles de construcción” que la imposibilitaban para ser utilizada y para ser sede de competencias.

Incluso quienes realizaron la supervisión afirmaban que la pista no contaba con el cercado de policarbonato para que, en caso de que el corredor se despistara, no fuera a chocar contra los muros que estaban en la rampa.

El famosísimo velódromo denominado Bicentenario, porque la moda en aquel tiempo era llamar Bicentenario a toda obra de relumbrón que los políticos decidían construir para recordar los 200 años de la Independencia, tenía una pista de madera que los prestigiadísimos constructores dejaron a la intemperie, lo que le dio en la madre de inmediato por los cambios de temperatura, sol, frío, lluvia y viento.

¿Qué tenían en la cabeza estos “constructores”? No se necesitaba mucha ciencia para saber que no techar la pista era condenarla a la destrucción.

Y como fue, al poco tiempo de concluir la construcción, la pista ya tenía fallas que la inhabilitaron antes de que comenzara a funcionar y los expertos en ciclismo la calificaron como peligrosa para los corredores.

Así con todo el 29 de marzo del 2011 Bernardo de la Garza, en aquel tiempo titular de la CONADE, y Miguel Osorio daban el banderazo al velódromo que estaba planeado para atender a poco más de mil ciclistas de velocidad con una pista de entrenamiento, además que fuera sede de competencias de alto nivel que pusiera en alto el nombre de Hidalgo.

Qué lamentable que los planes solo quedaran en proyectos y que las ilusiones se fueran destruyendo al igual que la pista de madera y sus instalaciones que hoy, a ocho años de su inauguración, dan vergüenza.

¿Para qué chingados emprendieron una obra de tal tamaño si no pensaban cuidarla, mantenerla y promocionarla para hacer a Hidalgo un estado sede internacional de la disciplina?

Un proyecto más que se iba a la basura, como muchos otros, que siguen dejando a los hidalguenses como el chinito, nomás milando.

Y no solo el velódromo está en el total abandono, la Unidad deportiva del Sutspeeh que por las mismas fechas se intentó remodelar con un superproyecto vanguardista y ya son más de ocho años y nomás nada que se concluye con dicha renovación.

Y así con esa indiferencia hacia lo que también es importante, el deporte, ¿cómo quieren que los ciudadanos se interesen en practicar alguna disciplina?

Aunque siempre existirán los persistentes que por sus propios medios destacan en un deporte y que poco o nada le deben al estado de sus logros.

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