Candidatos, ¿sin proyecto para el mundo?
 
Hace (71) meses
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El segundo debate de candidatos presidenciales ponía el mantel sobre la mesa para que los cuatro candidatos que buscan la Presidencia de México expusieran su visión de México en el mundo y concretaran con sus propuestas de política hacia Estados Unidos y con la presidencia de Donald Trump. Al final de dos horas, el balance es que desaprovecharon la oportunidad en buena medida. Y se trata de algo grave para un país que como México ha ocupado posiciones en el Consejo de Seguridad, es parte del Foro de Cooperación Asia Pacífico, del nuevo Acuerdo Transpacífico, del Grupo de Lima que enseña democracia a Venezuela y del Grupo de los 20, que une a potencias con países emergentes. Todo esto no mereció ningún comentario de los candidatos este domingo en Tijuana a pesar de que se trataba del debate sobre México en el mundo.
Y más aún porque estaban frescas las palabras más que ásperas del mandatario estadunidense llamando “animales” a los migrantes. Pero ni así.
El debate pasó por dos etapas claramente diferenciadas. En la inicial los cuatro quedaron lejos de responder con “comos” concretos la pregunta de las opciones posibles ante el proteccionismo estadunidense y la posibilidad de que Estados Unidos se salga del TLC. Hubo coincidencia en que había que aprovechar las oportunidades que ofrecen otras regiones del mundo, pero sin exponer un programa concreto. La generalidad fue la nota dominante. ¿Alguno se acordó que México lleva más de una década de operar un acuerdo con la Unión Europea, o que también presume ser uno de los países con mayor número de acuerdos de libre comercio?
Quizá Ricardo Anaya y José Antonio Meade fueron los que no se alejaron tanto de la tierra, pero señalar que “diversificar y replantear la relación con Estados Unidos” o “aprovechar las oportunidades que tenemos en muchos lugares del mundo”, no fue aterrizar sino seguir divagando.
Los candidatos se enfrentaron a la gente y a los moderadores, León Krauze y Yuriria Sierra, estos que hablaron fuerte a los candidatos, interrumpiéndolos, cuestionándolos. Fue un debate que en muchos momentos brilló, pero gracias a los moderadores.
Antes de la segunda parte hubo unos cortos escarceos de denostaciones prácticamente de todos contra todos, aunque obviamente el puntero López Obrador fue el más atacado. Afortunadamente las preguntas del público escogido y de los moderados sirvieron de valla. Debe reconocerse que los cuatro candidatos pudieron recuperarse rápido y trataron de volverse propositivos luego de ese breve pero penoso intercambio de imprecaciones, que luego sería seguido de otros.
La revisión del debate apunta a que José Antonio Meade fue quien posiblemente salió mejor librado, o el menos peor, pero no es claro que la gente que vio en vivo la emisión haya tenido una conclusión positiva, es decir, que haya visto de nuevo el debate.
Meade, al defenderse de los cuestionamientos hacia la actual administración por haber recibido al entonces candidato Trump, señaló con razón que los peores escenarios de la presidencia del republicano no se han cumplido: las remesas no se han caído ni se han confiscado o gravado; las deportaciones no llegan al número de las hechas en la era Obama por más crueles que sean, y no se ha desmembrado el TLC aunque la renegociación siga, parece, hasta el año que entra. Sin embargo, al aspirante ciudadano le faltó claridad, contundencia y sobre todo, explicar de qué manera él daría continuidad en su propio estilo a esa política.
Hacia el final Ricardo Anaya hizo tres propuestas, pero sin articulación global: duplicar recursos a los consulados, que por cierto bien que lo necesitan; segundo, que quienes regresen encuentren albergues, atención de salud, mostrando la falta de una política hacia nuestros migrantes, y tres, que los migrantes tengan representación en el congreso, esta una aspiración ya manifestada pero no atendida.
López Obrador retrocedió hasta 1961 cuando John F. Kennedy lanzó su Alianza para el Progreso para proponer “algo parecido”. Quedó la duda de si se trató de una propuesta que se esté cocinando en su equipo o fue una salida desesperada ante la falta de “cómos” concretos.
Además, ¿alguien sabe quién es Alicia Bárcenas, actual responsable de la CEPAL? Sin duda una mexicana sobresaliente, pero el anuncio de López Obrador de ella como embajadora futura de México en la ONU fue totalmente anticlimático. Desperdició un anuncio que hubiera sido muy bueno en otras condiciones.
Y como dijo León Krauze: cualquiera que gane podría convivir con Trump toda su gestión de seis años si el mandatario estadunidense se reelige, lo cual se ve posible. Y tras este debate, no tranquiliza esa coexistencia, gane quien gane el uno de julio.

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