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Hace (60) meses
A AMLO le conviene cuidar a los expresidentes
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Una de las primeras promesas de campaña que cumplió el presidente Andrés Manuel López Obrador, aun antes de asumir su cargo, fue la de cancelar, utilizando para ello a legisladores de Morena, las pensiones y ayudas no monetarias que desde hace años recibían los expresidentes de la república o sus viudas.

La promesa se cumplió el pasado 6 de noviembre, un día después de que en el Diario Oficial de la Federación se publicara el decreto aprobado por los legisladores que estableció que a partir de esa fecha los expresidentes dejarían de recibir pensiones y ayudas.

Quedaron así sin efecto los acuerdos presidenciales de Luis Echeverría y Miguel de la Madrid y un cambio reglamentario hecho por Felipe Calderón.

El primer acuerdo (1976) estableció que mientras vivieran los expresidentes tendrían 78 militares a su disposición.

El segundo acuerdo (1987) determinó que los expresidentes recibirían una pensión equivalente al salario de un secretario de Estado; que serían beneficiarios de un seguro de vida y un seguro de gastos médicos similares a los de un secretario de Estado; que, al morir, sus viudas recibirían un porcentaje de la pensión. El decreto aumentó a 103 el personal de apoyo (78 militares y 25 empleados federales).

A fines de 2011 Calderón modificó el reglamento del Estado Mayor Presidencial para fijar en 425 el número de militares que debían cuidarlo a él y a su familia.

Hasta noviembre pasado solo Echeverría, Fox y Calderón seguían recibiendo su pensión de 205 mil 122 pesos mensuales. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo renunciaron a ella hace tiempo.

También recibían poco más de 102 mil mensuales las viudas de José López Portillo y de De la Madrid.

Tanto Fox como Calderón tenían 19 militares y empleados federales a su disposición, mientras que Zedillo recibía 50 mil pesos al mes para pagarles a tres asesores.

Todo se acabó el 6 de noviembre. Desde entonces los expresidentes deben mantenerse trabajando o utilizando sus ahorros. Tampoco tienen seguros de gastos médicos y de vida, ni soldados ni burócratas a su servicio.

Y, para la mayoría de los mexicanos, se lo merecen. Tal es su impopularidad.

Sin embargo, nada es para siempre y ayer, después de que Fox denunciara que un “comando armado” (que resultó no serlo) trató de entrar en su rancho en Guanajuato, Andrés Manuel le ordenó al secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, “crear una guardia de seguridad que proteja al expresidente Fox y su familia, con eficacia, pero sin los excesos que mantenían antes del cambio de régimen”.

Y también ayer AMLO informó que desde hace tres meses ocho militares cuidan a Calderón, quien por medio de una carta le pidió protección por estar preocupado por las consecuencias de las decisiones que tomó como presidente. ¡Y vaya que tiene de qué preocuparse!

¿Qué sigue ahora? ¿Los demás expresidentes también serán ahora cuidados por ocho militares si así se lo piden a AMLO o, como lo hizo Fox, lo responsabilizan de lo que pueda sucederles a ellos y a sus familiares?

No quiero imaginar el escándalo internacional y la crisis política que se armaría si alguno de nuestros presidentes fuera víctima de un atentado. Le conviene al presidente López Obrador otorgarles una seguridad realmente efectiva.

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