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Hace (66) meses
Emociones (1ra. Parte)
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“Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás”

Daniel Goleman

 

 

Hoy en día, una de las mayores dificultades con las que nos encontramos en nuestro desarrollo emocional es que se nos ha enseñado a pensar sobre lo que sentimos, por qué lo sentimos o cómo se llama eso que sentimos, cuando ni siquiera hemos aprendido ni se nos ha enseñado a sentir, nuestra educación ha sido, básicamente, racional, olvidando casi por completo lo emocional.

 

Muchos escritores dirían que nos encontramos en una generación de “analfabetos emocionales”, desde que se descubrió, en la época de los 90, que la inteligencia racional no basta para alcanzar el éxito, sino que teníamos que tener también inteligencia emocional para avanzar, de ahí comenzaron a haber cambios sobre cómo manejar nuestras emociones, a pesar de que aún no lo entendemos.

Hay autores como Daniel Goleman, que dice: “El éxito en la vida depende en un 20 por ciento del cociente intelectual y un 80 por ciento de la inteligencia emocional”, aunque es un concepto que apenas se está descubriendo y a través de investigaciones y experimentos se está demostrando que la falta de inteligencia emocional contribuye en la aparición de problemas en niños, jóvenes, adultos, en nuestras relaciones interpersonales, así como en nuestro bienestar psicológico.

Las emociones no solo nos deben importar, sino que además debemos aprender que son contagiosas, más bien, altamente contagiosas; el contagio emocional es un proceso automático e inconsciente que tenemos todos, de forma natural tendemos a imitar a los demás. Tenemos que cuidar nuestro entorno emocional, ser conscientes del que generamos nosotros, ya que somos emocionalmente influenciables, rodearnos de emociones positivas obviamente nos hace sentir emociones positivas y lo mismo pasa con las emociones negativas. De hecho, se dice que, para saber cómo son tus emociones y qué tanta influencia recibes del exterior, cuenta quienes son las cuatro personas que más influencia tienen sobre ti, entre amigos y familiares, y ahí entenderás de manera más directa qué es el contagio emocional, que funciona casi del mismo modo que las enfermedades infecciosas.

Debemos de recordar que las emociones negativas suelen ser más potentes que las emociones positivas. Algunos investigadores han establecido la regla del 3:1, es decir, son necesarias tres experiencias positivas para eliminar una negativa, ya que las experiencias negativas son tres veces más potentes que las positivas; por ejemplo: si una persona te hace sentir triste por cualquier comportamiento, será necesario entonces que experimentes con ella tres emociones positivas para compensarlo. Quizás te suene muy disparatado, pero realmente cuando empezamos a tener una actitud positiva nos damos cuenta de que no es tan complicado.

La mayor parte de la educación que recibimos desde que somos pequeños está centrada en respetar al prójimo, hablar con educación, cuidar nuestro lenguaje, el tono, la forma, entre otras, y estos son aspectos para vivir dentro de una sociedad, pero esto es una educación incompleta. No nos enseñan a vivir “hacia adentro”, es decir, a cuidarnos, a escucharnos a nosotros mismos, a cuidar el lenguaje que utilizamos cuando pensamos, a hablarnos en positivo, a sentir, a querernos y a valorarnos, y esos son aspectos básicos que poco a poco irán forjando nuestra vida. Por ejemplo:

 

  • La autoestima: ¿que tanto daño nos hace cuando no se ha cultivado de forma adecuada?

Para generar emociones positivas en los demás debemos comenzar por no generar emociones negativas, antes de contaminar a otras personas con emociones negativas (rencor, ira, rabia, enojo, resentimiento) podemos pensar bien las cosas aplicando tres veces los tres filtros de Sócrates, que consisten en:

 

  1. La verdad: estar completamente seguro de lo que vas a decir y de que lo que vas a decir

sea cierto

 

  1. La bondad: que lo que vayas a decir sea bueno

 

  1. La utilidad: que lo que vayas a decir sirva de algo

 

Te reto a que esta semana estés en actitud positiva, sonríele a un extraño, canta en voz alta tu canción favorita, haz cosas que mantengan tu estado emocional lo más alto que sea posible y verás cómo cambia el día a día de forma positiva.

En nuestro siguiente artículo trataremos cómo las emociones influyen en la razón y cómo pueden cambiar nuestro entorno a través de que nosotros cambiemos nuestras propias emociones.

 

 

Alberto Tristany Zarauza

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