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Hace (55) meses
No es el nuevo PRI ¡es el mismo PRD!
Poder conservador (INE) vs Alteza Serenísima (AMLO)
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Alguna vez, el ahora moribundo Partido de la Revolución Democrática tuvo auténtico protagonismo en la vida política de este país, y una vez estuvo muy cerca de lograr la Presidencia de la República, con el hijo del General Cárdenas como candidato, pero se les travesó un populista de derechas, muy bueno para las relaciones públicas, para encantar a la gente y ganar las simpatías con ocurrencias, promesas tontas y un gran carisma.

Entonces, en el año dos mil el PRI se fue de los Pinos, pero nunca dejó el gobierno, pues Vicente Fox, el populista de marras, pensó que mantener la estructura del presidencialismo tricolor bajo la operación de una presidencia blanquiazul podría funcionar, llevarnos a una transición poco traumática y democratizar el país. En nada acertó.

Desde entonces surgió un nuevo liderazgo entre los perredistas, un liderazgo que llegó a parricidio político y despojó a Cuauhtémoc Cárdenas del liderazgo de su partido, el PRD. En ese entonces el ahora señor presidente López obrador era sólo un activista de la izquierda trasnochada, y alcanzó a ser, no una sino dos veces, candidato del perredismo a la presidencia; pero las dos veces las luchas intestinas de ese partido, las ambiciones de muchos líderes y el radicalismo del propio AMLO cavaron la tumba de sus aspiraciones políticas. Y así como la victoria no es para siempre, López Obrador demostró que la derrota tampoco lo es.

Así que después de años y años de lucha política, el ahora presidente se dio cuenta que no podía seguir peleándose con todos y contra todos para ser no sólo el presidente, sino el mandamás de cualquier movimiento o partido que integrara, decidió fundar su propia organización o movimiento porque pensó que así no tenía que lidiar con tribus y liderazgos que le hicieran contrapesos en el partido del sol azteca, ese que fundaran Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo gracias a la colaboración –e ingenuidad en muchos casos— de movimientos y partidos de la más variada baraja izquierdista.

Así surgió el Movimiento de Regeneración Nacional, donde se convirtió en amo y señor del partido, las decisiones, las nominaciones, las cuotas y de todo lo que allí se movía. Y así fue hasta antes de asumir como presidente en permanente campaña, porque parece que todas esas ocupaciones no le permiten tener bajo control su Movimiento, su partido, mismo que podría irse encaminando a la extinción sin la mano férrea de su líder fundador, porque ni Yeidcol, ni el junior Andy López pueden detener la poción mortal que MORENA tiene en su interior.

Pensé muchas veces, como muchos otros analistas y ciudadanos informados, que en verdad MORENA era el nuevo PRI, que con la sangría de cuadros que ha sufrido desde hace dos años –y que sigue sufriendo—para beneficiar a los morenos, el tricolor se mudaba gota a gota, y en ocasiones como una auténtica marea, a MORENA.

Pero ahí no está el veneno, sino en el origen, porque el primer partido en sufrir una sangría, un auténtico abandono para migrar a MORENA fue el PRD, ese partido que alguna vez pudo hacerse de la presidencia de la república, que alguna vez aglutinó con un pragmatismo inverosímil a todo el espectro de las izquierdas y que vio, en el nacimiento del partido de AMLO el principio del fin de sus días.

¿Quién no recuerda a ese perredismo convertirse poco a poco en una cena de negros? ¿Quién no recuerda al PRD llenarse tribus, de intereses, de negociaciones por cuotas, puestos, candidaturas, presupuestos, negocios? Ese perredismo que era capaz de hacerse fraude a sí mismo, en las elecciones de candidatos, de liderazgos, de representantes, fue el que se mudó a MORENA y, mientras fue políticamente rentable callar y aguantar el autoritarismo del caudillo, esos líderes y grupos callaron, se escondieron, aguantaron, esperaron e incluso toleraron la llegada de nuevos aliados, de viejos conocidos de pasado común priista –todos anhelantes del rancio presidencialismo setentero del siglo pasado— para esperar tiempos mejores.

Hoy el nuevo partido del presidente muestra los viejos hábitos del origen perredista, y nos lo muestran en Martí Batres, en Monreal, en Padierna, en Bejarano, en Yeidcol, en Delgado, hasta en Ebrard, porque mientras López Obrador ya no puede ser el omnipresente caudillo partidista porque se ocupa de tratar de gobernar un país, los venidos de las tribus del PRD han levantado la cabeza, reciclado las viejas ambiciones, los viejos trucos, las viejas rencillas, las viejas mañanas, la innegable naturaleza.

Así pues, queda claro que MORENA no es el PRI, es el PRD reciclado, remasterizado, regenerado, revolucionado, porque es donde se sentían cómodos muchos priistas de viejo cuño, y dinosaurios bebés que añoraban los viejos vicios, y donde todos se reencuentran, con ambiciones comunes, hábitos comunes, inclinaciones comunes, anhelos comunes.

 

Sin duda, porque lo hay en todos lados, hay honrosas excepciones que siguen manteniendo la cabeza baja, que quizás ahora se desencantan del sitio al que llegaron, pero que también esperan su momento, para tener las candidaturas, las posiciones, los cargos, las oportunidades que les permitan alcanzar sus ambiciones y quizás, de paso, si se puede, por qué no, recomponer un poco al Movimiento, partido, sindicato o como quiera que sea que le llamen a MORENA.

 

No, no es el nuevo PRI, porque el PRI enfrenta el reto de reinventarse o morir –y la mayoría apuesta por la muerte tricolor—, despojándose de la vergonzante resaca de una juerga peñanietista que acabó con ellos; reinventarse como auténtica oposición y opción para sus cuadros fieles, que aún son muchos, o diluirse ante un neoperredismo moreno que amenaza con absorberlos, o diluirlos, o dispersarlos, en la satelital cohorte de partidos morralla que sólo ven la forma de mantener un negocio mediante alianzas con quien detenta el poder.

 

DE LOS ESCRITOS DEL FILOSO FITO

Ahora que se nos viene encima el próximo proceso electoral, donde los que más suena es si MORENA será capaz de repetir el arrollador triunfo del año pasado, son López Obrador en la boleta, quizás sea tiempo de pensar en las personas, es decir en quienes intentarán venderse como la mejor opción, la mejor propuesta, la mejor promesa, el mejor futuro para nuestros municipios.

¿Qué? No es la pregunta. ¿Quién? Quizás si va a acompañado de un cómo. Lector, lectora, has escuchado, visto, leído de tal o cual persona, político, ciudadano, empresario, que puede ser el o la candidata de un partido, o incluso como independiente, para buscar gobernar tu municipio. ¿lo conoces? Y si no es así ¿qué puedes saber de él? Porque le vas a confiar los próximos años de tu entorno, de tu ciudad, tu colonia, tu comunidad, tu seguridad, tu medio ambiente.

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