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Hace (73) meses
Pequeña heroína
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Era una niña ciega de 13 años, Safia Bibi, hija de una familia campesina en pobreza extrema, en un país, Pakistán, con leyes tomadas de la tradición islámica. Fue violada por el hijo del patrón y por el patrón mismo, y quedó embarazada. El niño murió poco después de nacer. El padre de Safi denunció la violación. Un tribunal de Sahiwal, en la provincia de Punyab, desechó el caso porque, dijo, no se había confirmado sin lugar a dudas la violación, pero acusó a la niña de fornicación y la condenó a 15 azotes, tres años de cárcel y una multa.

Una joven abogada de Lahore, Asma Jahangir, quien junto con su hermana, Hina Jilani, había establecido el primer despacho de abogadas en Pakistán, asumió el caso y peleó enconadamente hasta lograr una sentencia absolutoria de una corte de apelaciones, que determinó que la misma presunción de inocencia que había beneficiado a los violadores debía aplicarse a la niña.
Esta fiera abogada, a quien se le llamó la “pequeña heroína” por su valor para enfrentarse a tribunales, autoridades y policías pese a su corta estatura, falleció este 11 de febrero a los 66 años, víctima de un paro cardiaco.

La noticia rebasó fronteras. Omar Waraich, de Aministía Internacional, afirmó que Asma había sido “el ser humano más valiente que he conocido”. António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, escribió que hemos perdido a “una gigante de los derechos humanos”. Malala Yousafzai, ganadora del Premio Nobel, la describió como una “salvadora de la democracia y los derechos humanos”.

Yo conocí a Asma en 1983, cuando permanecí tres meses en Lahore, en casa de sus suegros, misma propiedad en la que ella y su esposo, Tahir, vivían en un bungalow. Carmen Hinojosa, mi esposa, se escapaba a verla por las tardes y juntas bebían una sopa china que Asma mandaba traer. Pasamos varias veladas las dos, Tahir y yo en largas conversaciones sobre filosofía, religión, política, historia y las libertades individuales.

El caso de Safia Bibi le dio fama a Asma en Pakistán. Con su hermana estableció después un centro de apoyo legal gratuito que incluía un refugio para mujeres. Defendió también los derechos de las minorías religiosas y los trabajadores migrantes. Cuestionó las leyes paquistaníes que permiten el encarcelamiento de quienes expresan opiniones blasfemas. En varias ocasiones fue detenida o retenida en prisión domiciliaria por sus acciones o por sus ideas. Su reconocimiento pronto se extendió a nivel internacional.

En julio de 1999 Asma llegó a México como relatora de la Comisión de las Naciones Unidas para Ejecuciones Extrajudiciales. Estudió el papel del gobierno mexicano en las matanzas de Aguas Blancas y Acteal. Sus cuestionamientos generaron molestias en círculos oficiales, pero Asma hacía las preguntas correctas. ¿Cómo dispararon los policías de Aguas Blancas contra civiles sólo porque se pusieron nerviosos? ¿Por qué las autoridades no hicieron nada para evitar la matanza de Acteal, pese a que los actos de violencia se acumularon durante meses?

El 18 de enero de 2017 Asma fue la primera mujer en ofrecer la conferencia Amartya Sen de la London School of Economics. Ahí rechazó la tendencia, supuestamente liberal, de aceptar los usos y costumbres que violan los derechos fundamentales. Dijo que había una creciente impunidad de crímenes cometidos en nombre de la religión.

La muerte alcanzó a Asma de manera inesperada. Hoy la recuerdo con tristeza, pero también con la alegría de saber que conocí a una mujer que supo luchar contra las injusticias en su país y en el mundo.

Arriola y los gays
Mikel Arriola no resultó liberal. Al rechazar la adopción por parejas del mismo sexo, plantea que se debe discriminar a ciertas personas sólo por su preferencia sexual. Lamentable.

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