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Hace (66) meses
¿Sobreviviremos al cambio climático?
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En todo el mundo la relación de los seres humanos con el medio ambiente muestra una ambivalencia que, desafortunadamente, ayuda poco a mitigar, y mucho menos a borrar, los graves problemas que enfrenta nuestro planeta, acercándonos cada vez más, según algunos escenarios, a grandes crisis sin retorno, sin solución.
Las denuncias sobre el maltrato a la naturaleza crecen y con ellas el número de campañas en donde elementos que antes eran insignificantes se vuelven ahora los más peligrosos delincuentes ambientales, por ejemplo las redes para sostener y transportar envases de bebidas, que si no se cortan matan a los animales, pues quedan atrapados en ellas, o los popotes que también son asesinos pues asfixian a la fauna, o las colillas de cigarros, y en general, todo tipo de material plástico. Sin olvidar las cremas y lociones bronceadoras o bloqueadoras de sol, que también afectan la vida marina y matan a los corales cercanos a los grandes balnearios.
Junto a esas mortales amenazas están las grandes campañas y eventos para hacer conciencia de tales peligros y tomar medidas serias contra ellos. Sin embargo, ¿sirven?, ¿su utilidad ha frenado el deterioro ambiental?, ¿van ganando aquellos a quienes no les importa dañar a la naturaleza?, o ¿el cambio se ha dado y en qué medida?
Apenas este domingo hubo unas mil manifestaciones en 100 países bajo la consigna Únete por el clima, en demanda de acciones concretas contra la serie de factores que generan el cambio climático, y en la perspectiva de la nueva cumbre sobre el tema que se realizara en Polonia, casi al cerrar el año.
Junto a los popotes y el plástico en general el gran villano de esta cruzada es el presidente estadunidense Donald Trump, por haber hecho que Estados Unidos saliera del Acuerdo de París, y de manera reiterada, dudar hasta de la existencia del negativo cambio en el clima terrestre.
Por lo pronto, la occidental ciudad estadunidense de San Francisco albergará a partir de este miércoles la Cumbre Mundial de las Ciudades y Empresas por el Clima, que organiza el gobierno de California. ¿Una reunión más?
Sin embargo, todas esas manifestaciones, reuniones y las medidas acordadas en París en 2016 –donde y cuando se firmó el acuerdo del cual Trump retiró a su país– parecen insuficientes.
Nuevos estudios revelan que una de las medidas con mayor publicidad: sacar carbón de la atmósfera y almacenarla mediante procedimientos que van desde la reforestación hasta “capturarlo” de manera directa de la atmósfera y almacenarlo en tierra, se está quedando lejos del cumplimiento de las esperanzas depositadas en esa estrategia. Un resumen: julio pasado fue el más cálido en los últimos 260 años.
Mientras tanto, el mundo sufre y se adapta; sufre como acaba de vivirse este verano en países del norte de Europa que vivieron semanas de calor como en décadas no se veía, al igual que en Japón, y la península de Corea y China, con decenas de fallecidos o insolados atestando las salas de emergencia.
Se adapta como en Hawai o Fiyi, donde los bloqueadores solares con químicos quedaron prohibidos y se han sustituido por productos hechos de manera natural que, se afirma, protegen con la misma efectividad pero sin dañar a los corales.
O como en España, cuyos tradicionales destinos mediterráneos de playa van a competir con países que hasta hace poco era impensable que fueran vistos como destinos de playa, por ejemplo Reino Unido, Suecia o Noruega.
España ya se prepara para la inédita y sorprendente competencia. El mundo se adapta pero al mismo tiempo surge la duda de si se trata de una adaptación más de las que el género humano ha tenido, o bien una que le podría costar su supervivencia.

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