De acuerdo con una nota del diario Reforma el Comité Ejecutivo Nacional del PRI plancha, con pulcritud, las candidaturas de unidad de los 12 estados donde este año se elegirá gobernador. A cargo está Manlio Fabio Beltrones, quien de política da cátedra a los priístas, con el respaldo del presidente, con la valoración del exgobernador hidalguense Miguel Osorio y el punto de vista de los actuales gobernadores.
Más de un columnista nacional coincide en que a pesar de la influencia que tienen los mandatarios, el hecho de que después de 12 años llegara un priísta a Los Pinos la dinámica de antaño se ha reconfigurado. Las gubernaturas son cosa del presidente, consultadas a los mandatarios, pero concertadas y palomeadas desde el partido. Y no se trata sólo de que el candidato le guste al gobernador en turno o al presidente; el partido (esa cosa alienada que componen consejeros, corrientes, compadres) considera el posicionamiento entre la militancia, entre la población, el trabajo partidista, la carrera política y la imagen ante la opinión pública.
De esta forma, coinciden algunos, los candidatos a gobernador, ahora, pueden no ser los punteros en las encuestas o pueden no ser los que mejor le caigan al gobernador en turno; incluso, pueden quedarse fuera los amigos íntimos del presidente. Se trata, ahora sí, de política.
Y como es política, nada está escrito ni nada es como parece. Lo cierto es que el día para conocer al candidato priísta en Hidalgo está cada vez más cerca y tal vez, hasta ahora, ni el mismo presidente sabe quién lo representará ante los hidalguenses en los próximos seis años.