El secreto de sacerdotes y prestanombres
 
Hace (57) meses
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En qué se parece un sacerdote a un prestanombres? Hay una similitud entre los sacerdotes dedicados a la confesión de la feligresía y los prestanombres que protegen los intereses económicos de políticos.

El sacerdote debe guardar el secreto de una confesión. El prestanombres, el secreto de una concesión.

Dicho conflicto de conciencia surge en estos días a causa de que el gobierno del estado revocó la concesión del Tuzobús al grupo de prestanombres encabezado por Joaquín Gutiérrez que, con el cobijo del exgobernador José Francisco Olvera Ruiz, pretendía eternizarse como pulpo del transporte colectivo de Pachuca.

Ese conflicto de intereses que afecta a indeterminado número de políticos podría desembocar en situaciones embarazosas entre esos encubridores y algunos exgobernadores, exsenadores, exdiputados, exsecretarios de gobierno y otros embozados usufructuarios de las concesiones de ese generoso negocio.

En cuatro años tronó el Tuzobús

En agosto de 2015 entró en funciones el sistema de transporte Tuzobús, anulando 501 concesiones de camionetas tipo combi que prestaban servicio a decenas de miles de residentes de las colonias del sur de la ciudad. Para ello, varios prestanombres crearon una sociedad a modo. Prometieron las perlas de la virgen a 200 permisionarios independientes, pero no cumplieron.

REGALIAS DE MIL PESOS AL DÍA

Durante mucho tiempo, antes de que circulara el Tuzobús, los concesionarios de combis recibían una renta de mil pesos diarios de cada uno de los 501 permisos, cantidad que tenían que entregar forzosamente los choferes, quienes, además, pagaban el consumo de gasolina. Junto con eso, deberían obtener una entrada extra de cuando menos 300 o 500 pesos para el sostenimiento de sus hogares.

Lo anterior motivó que los choferes de las combis se pelearan el pasaje día y noche. Eran comunes las peligrosas y alocadas carreras en el bulevar Felipe Ángeles, pues cada uno por su lado tenía que sacar cuando menos mil 500 pesos diarios.

¿Cuánto recibía un político poseedor de diez, veinte o treinta concesiones? Desde luego que ese político sin rostro y sin nombre tenía que escudarse en alguien, en un prestanombres, en un encubridor—que tiene otros sinónimos: cómplice, compinche, alcahuete—para que administrara sus intereses con quien compartía —y comparte— ganancias.

CÓMO NACIÓ LA SAPI

Para taparle el ojo al macho, con ayuda de notarios, los intermediarios, encabezados por Joaquín Gutiérrez, poseedor de 200 concesiones, instituyeron la empresa Corredor Felipe Ángeles Sociedad Anónima Promotora de Inversión (SAPI) con 501 accionistas, entre ellos, doscientos que solo contaban con uno o dos certificados de transporte.

De acuerdo con un balance oficial, el Tuzobús tuvo una inversión de mil 700 millones de pesos, mil 100 en costos y 600 en operación, incluida la compra de autobuses y microbuses alimentadores.

El sistema en manos de los hombres -pantalla ha resultado oneroso: La SAPI tiene compromisos tributarios, multas y adeuda 90 millones de pesos en autobuses.

UN MILLÓN DE PESOS, UN PERMISO

Hace años los dueños de permisos para operar combis cotizaban cada concesión en un millón de pesos, y había quienes lo pagaban pues la concesión les proporcionaba—y proporciona más actualmente en otras rutas— una renta mensual de 30 mil pesos cuando el costo de pasaje individual era de cinco pesos.

Al ser revocada la licencia global del Tuzobús, quedaron sin efecto las 501 concesiones de combis y, por lo tanto, los políticos que usufructuaban indeterminadas cifras de licencias se quedarán sin nada.

Sin embargo, ha trascendido que los permisionarios solicitarán amparo contra las medidas adoptadas por el gobierno del estado e incluso demandarán que se les indemnice; es decir, querrán que se les pague un millón de pesos por cada permiso, permiso que no tuvo ningún costo cuando se les otorgó.

CADA SEXENIO, NUEVOS PULPOS

Es bien sabido que, desde tiempos inmemoriales, al terminar un sexenio, los gobernadores a través de la Secretaría de Gobierno regalan permisos para transporte público, para taxis, microbuses o combis, tanto en la capital del estado como en otras ciudades importantes de la entidad.

Obviamente, las concesiones son a favor de los colaboradores cercanos o sus parientes. Es cuando surgen los prestanombres de los pulpos del transporte debido a que los funcionarios, por el prurito del conflicto de interés, no pueden poseer a su nombre un título de esa naturaleza.

PULPOS SIN TENTÁCULOS

La denominación pulpos del transporte público se adjudica a las personas que acaparan permisos para transporte de cualquier tipo. Lo sucedido en Pachuca, al revocar, por órdenes del gobernador Omar Fayad, el monopolio del Tuzobús, resulta novedoso y se presta para singular juego de palabras: “no se necesitan muchos testículos para cortar tantos tentáculos”.

 

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