Las reformas electorales que obligaban a empatar comicios locales de las entidades federativas con las elecciones federales se han dado a cuentagotas y con ellas vinieron periodos de gobierno recortados o ampliados en distintas latitudes.

Así, por ejemplo, el período del exgobernador Francisco Olvera duró cinco años y siete meses, pero el de los alcaldes se amplió a cuatro años y siete meses. Los actuales diputados locales sólo estarán dos años en su encargo y en 2018 empataremos su proceso electoral con el de diputados federales, senadores y presidente de la república.

Sin embargo, la elección a gobernador nunca coincidirá con elecciones federales y las de los alcaldes a veces sí, y otras no, pues se amplió su periodo de gobierno a cuatro años, lo que en realidad hace que nuestra entidad esté casi permanentemente en proceso electoral.

2017 no será electoral en Hidalgo, pero 2018 sí, y por partida cuádruple –diputaciones locales, federales, senadurías y Presidencia de la República— para descansar 2019 y tener elecciones municipales en 2020, y luego diputaciones locales y federales en 2021. En 2022 elegiremos gobernador.

Y aunque junio de 2018 se ve lejos, los mentideros políticos y analistas de café ya empiezan a calentar escenarios, con filtraciones de reuniones secretas, acuerdos en lo oscurito, proyecciones de los futuros contendientes y demás rumorología.

Este tecleador no puede sustraerse a ese juego y leyendo a otros bueno amigos columnistas empiezo con mis propias proyecciones y quinielas futuristas sobre estos menesteres electoreros.

Como siempre es el PRI, partido mayoritario, el objetivo de los adivinos, y en ese tenor barajan tres nombres para el Senado: Nuvia Mayorga, Paula Hernández y Jorge Rojo. Los tres muy capaces, con encargos importantes en el gobierno federal y bajo el manto del secretario de Gobernación Miguel Osorio.

Pero no descuidemos otros sectores, donde Fernando Moctezuma, si trabaja bien, aprovecha su estratégica posición como coordinador de los diputados hidalguenses y su larga experiencia, podría disputar una candidatura. Y qué decir de José Antonio Rojo, quien también destaca en su encargo dentro de la CNC.

En la oposición, minada y cooptada por los mismos de siempre, veo otra vez a José Guadarrama, Luciano Cornejo, Pedro Porras, Daniel Ludlow, Gloria Romero, Erick Marte, Arturo Aparicio, Mariano Torres, entre otros pocos.

Y, si bien es temprano para los miembros del gabinete de Omar Fayad, sin duda algunos se dejarán seducir por el canto de las sirenas e intentarán alcanzar alguna nominación. Con mayor camino andado, posicionamiento y desempeño que los pueda poner en ese camino, yo veo a Benjamín Rico Moreno, a Martiniano Vega y a Sayonara Vargas.

Pero sin duda en un año correrá mucha agua y quizás las cosas cambien de manera drástica para algunos, consolidándose tendencias para otras y con jugadores nuevos y caballos negros con ganas de entrar al juego.

A final de cuentas esto es parte de nuestro calendario electoral, tan propicio para estar siempre en campaña, siempre haciendo futurismo político, siempre midiendo los pasos en función de la próxima elección que, en nuestra tierra, siempre está a la vuelta de la esquina. Cosas de nuestras leyes, nuestro calendario electoral y de nuestros políticos.

¿Adiós a Trump?

Pues aunque el chivo en cristalería llamado Donald Trump no ha llegado aún al primer mes de gobierno, ya siembra dudas y preocupaciones entre propios y extraños.

“Si ya sabían cómo soy, ¿para qué me eligen?”, podría decir el presidente de marras.

Y ahora van de la preocupación por su salud mental hasta una verdadera sospecha sobre sus nexos con el gobierno ruso y la injerencia de los hombres de Putin en el proceso electoral norteamericano. O lo que es lo mismo, se los dije: este tecleador ya había opinado que don Trump era una extraña mezcla del folclor boquiflojo de Vicente Fox con la locura protagónica de Abdalá Bucaram, a la que se suma su soberbia y tendencias racistas.

Quizás un mes haya sido suficiente y sea tiempo de que las cortes y el congreso norteamericano pongan en orden al lenguaraz presidente. Veremos.