El templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Pachuca
 
Hace (63) meses
 · 
Compartir:

De acuerdo con los datos con que se cuenta, el culto a la Virgen de Guadalupe en la comarca de Pachuca se remonta probablemente a finales del siglo XVI o principios del XVII, con la construcción de una capilla edificada en su honor en las faldas del cerro del Cuixi, la que en 1725 fue entregada por el arzobispo de México, Fray José de Lanciego, a los frailes de la orden de San Juan de Dios para fundar en tal sitio un hospital “para alivio de los muchos males que aquejaban a la comarca”. Y fue debido a lo anterior que el nuevo nosocomio llevó el nombre de la virgen del Tepeyac. Para 1728, la Gaceta de la Ciudad de México daba noticia de estar muy adelantadas las obras del Hospital Guadalupano de Pachuca y haberse abierto al culto el templo, en una solemne ceremonia en la que ofició el reverendo padre lector jubilado Juan de Sevilla, prior del vecino convento de Epazoyucan.

Durante casi un siglo, la vida del templo de Nuestra Señora de Guadalupe se ligó a la del Hospital Juanino, pero al entrar en vigencia la Constitución de Cádiz en la Nueva España, en los últimos años del virreinato, se decretó la entrega a los Ayuntamientos de todos los nosocomios administrados por religiosos, entre ellos los juaninos, orden que en la Nueva España prácticamente desapareció en 1821. No obstante, en Pachuca un pequeño grupo de frailes continuó al frente del hospital e iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe “hasta los años 1835 o 1836, en que su último prior, fray Agustín de (Melgarejo), falleció, debido a lo que el hospital fue abandonado, no así la Iglesia, que se mantuvo abierta gracias a la devoción guadalupana de muchas personas piadosas.

Así permaneció el templo hasta el año 1861, en el que, al aplicarse las Leyes de Reforma, fue cerrado al culto, y ocho años después se cedió junto con las derruidas instalaciones del hospital al Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios para su establecimiento, sitio al que se trasladó el plantel en febrero de 1875, tras haber sido acondicionado. Aquella institución educativa, andando el tiempo, se convirtió en la actual Universidad Autónoma de Hidalgo, que lo ocupa aún como sede de las oficinas alternas de la rectoría. Por lo que se refiere al templo, después de diversas adaptaciones se convirtió en lo que hoy es el Salón de Actos Baltasar Muñoz Lumbier.


Debido a la manifiesta devoción guadalupana de los pachuqueños, al cerrarse definitivamente el templo del hospital Juanino en 1861, se buscó un lugar para edificar un nuevo santuario dedicado a la virgen morena, encontrándose en las por entonces goteras de la ciudad un lugar adecuado que formaba parte de las tierras de cultivo de la hacienda de La Concepción, propiedad de la familia Romero de Terreros, ubicado a la vera del viejo camino de Pachuca-México, sitio en el que un grupo de feligreses levantó una pequeña ermita de adobe con techo de lámina, en la que se colocó una imagen de la virgen mexicana.
En 1907, la señora Virginia H. de Hernández, esposa del ingeniero Francisco Hernández, por entonces secretario de Gobierno de don Pedro Ladislao Rodríguez, reconstruyó aquella ermita para dar paso a una capilla de mayores proporciones y dignidad. Las obras concluyeron a finales de aquel año, celebrándose por primera vez los oficios religiosos el 12 de diciembre del
mismo 1907.
La nueva capilla se levantó con paredes de piedra y techo de lámina metálica, su portada de escaso mérito fue coronada con dos sencillos campanarios donde se colocaron sendas campanas; la nave, de una sola planta, era sumamente pequeña, dentro de la que se encontraba un altar de proporciones mínimas, frente al que se tendían dos decenas de bancas que permitían el asiento de media centena de fieles. A todo ello se sumó un atrio de buenas proporciones en relación con la capilla.

Pronto el crecimiento de la ciudad hacia el sur absorbió aquella zona, con lo que el número de feligreses vino en aumento, por lo que se hizo necesaria su ampliación, que fue iniciada en 1934 y concluida un año después, con el acondicionamiento de una crujía empotrada frente a la antigua portada, que aprovechó la extensión del atrio, realizada con paredes de lámina desechada por las compañías mineras y techo de tejamanil, adaptación que permitió duplicar la capacidad de la nave y la colocación de otras imágenes religiosas.

El mantenimiento de aquel pequeño templo se logró gracias a la organización, año con año, de una gran feria que daba principio por ahí del día 8 de diciembre y terminaba el día 13, durante la cual se recibían peregrinaciones de mineros, locatarios de mercados y otras feligresías organizadas.

Para 1943, convertida en parroquia, inició una nueva etapa, coronada con la llegada de monseñor Francisco Árcega, quien concibió a principios de los años cincuenta la construcción de un templo de mayores proporciones, cuya edificación se inició hacia 1955, tras adquirir el terreno colindante con la calle de Cuauhtémoc.

A partir de entonces, de manera por demás lenta, dio inicio la construcción del templo que hoy conocemos, levantado en gran parte gracias a magnánimas aportaciones de personas como la señora Ángeles Ramírez viuda de Márquez o de la familia Tellería. A 50 años de aquel comienzo, el templo se convirtió por fin en basílica menor, consagrada como tal el 31 de enero de 2006.

Juan Manuel Menes Llaguno

Compartir:
Relacionados
title
Hace (15) meses
title
Hace (15) meses
title
Hace (15) meses
title
Hace (15) meses
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Política actual impide el desarrollo: Marivel Solís
Por Gerardo Ávila . 24 de mayo de 2016
Por Gerardo Ávila . 30 de noviembre de 2015
Por Gerardo Ávila . 9 de agosto de 2017
Por Federico Escamilla . 12 de febrero de 2018

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad