Elba Esther, cerca de su partido, pero lejos del sindicato
 
Hace (53) meses
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Salvador García Soto
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Con una fuerza menguante dentro del magisterio nacional, donde su organización “Maestros por México” apenas llega representar a 10 o 15% del total de los maestros y lejos de la fuente de recursos que le representaba la dirigencia sindical, Elba Esther Gordillo ya no es para nada la otrora poderosa lideresa del magisterio. Sin el apoyo del gobierno del presidente López Obrador —donde no la vetan, pero tampoco la quieren ver de nuevo empoderada— cada vez se aleja más el sueño de recuperar el control del sindicato que perdió en 2013 cuando su antiguo aliado, Enrique Peña Nieto, ordenó su detención y encarcelamiento.

Hoy sin una plaza activa como maestra y sin tener al corriente el pago de sus cuotas sindicales, Gordillo Morales no cumple los requisitos estatutarios para aspirar a cualquier cargo de dirigencia en el SNTE y, aunque no quita el dedo del renglón de buscar ser candidata a la Secretaría General en un proceso abierto, la realidad es que eso se ve cada vez más lejano. Primero, porque ella ya no tiene la fuerza suficiente dentro del sindicato para intentar recuperar lo que siente que le arrebataron injustamente; y segundo: en el sindicato magisterial no están pensando en un proceso nacional en estos momentos, y quizás no antes de 2024, porque por un lado no tienen la capacidad ni económica ni logística para organizar una elección por voto directo en la que participarían más de  2 millones de maestros de todo el país, y que incluso el INE ya les dijo que no puede organizarla “porque no tiene facultades legales” para intervenir en un proceso sindical, y por el otro el periodo para el que fue electo el actual dirigente, Alvaro Zepeda, concluye hasta el último año del actual sexenio.

Ante ese panorama y ante la realidad de que su liderazgo ya dejó de ser un factor de poder real dentro del SNTE, a Elba Esther Gordillo no le va a quedar más que concentrarse en lograr el registro de su partido político, Redes Sociales Progresistas, porque ese sería el único lugar, si logra cumplir con todas las Asambleas y acreditar todos los requisitos ante el INE, donde podría hacer política en el ocaso de su carrera política y sindical. Así lo ven incluso en la SEP y en el gobierno de López Obrador en donde, aunque dicen que no ven “ni bien ni mal” un posible “regreso de la maestra”, tampoco la ven con la fuerza suficiente para pelear en estos momentos el control del sindicato.

“No es lo mismo operar con todos los instrumentos de poder y los recursos económicos que representa el control del SNTE que hacerlo desde fuera del sindicato. Ella tiene su corriente sindical, pero no es un grupo fuerte en estos momentos en el magisterio. Es más probable que logre el registro de su partido y que se dedique a hacer política desde ahí, con un partido pequeño pero bisagra, a que tenga posibilidades de volver a dirigir el sindicato”, comenta un alto funcionario del gobierno lopezobradorista.

El único problema ahora es que, en el equipo promotor de Redes Sociales Progresistas, acaba de producirse un rompimiento entre la maestra Gordillo y su yerno Fernando Yáñez González con Juan Iván Peña Neder, el exfuncionario de Gobernación en el sexenio calderonista y quien es el creador de la marca y de la mayor parte de la logística sobre la que se armó el proyecto de la nueva fuerza política. El pleito estalló por un desaire de Elba Esther a la esposa de Juan Iván, Lizette Clavel, diputada del PT en el Congreso de la CDMX, y ahora los elbistas intentan sacar a Peña Neder del nuevo partido, pero éste amenaza con quitarles el nombre de RSP y la mayoría de asambleas que él operó en buena parte de la República, y pondría en riesgo la realización de las Asambleas que faltan para obtener el registro del partido ante el INE.

Es decir, que en una de esas la maestra a la que el SNTE ya se le fue de las manos, ahora se le complica también su nuevo juguete, perdón, partido político. A menos que desde las alturas, con tal de que ya se olvide de sus sueños de regresar a controlar el magisterio, le den una “ayudadita” y le resuelvan no sólo cualquier pleito interno, sino también el aval de los consejeros para su RSP que suena, al menos fonéticamente, como su única opción de “reanimación política”.

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