¿Hechos aislados?
 
Hace (64) meses
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Un nuevo ataque a integrantes del sector salud puso en evidencia la inseguridad que priva en la región de la Huasteca y sobre todo la vulnerabilidad de los médicos.

Y se preguntarán: ¿Cómo es posible que sean blanco de los ataques jóvenes médicos a quienes solo les mueve el deseo de servir a la sociedad?

Imagínense si eso le ocurre a personas cuya misión es ayudar a la gente, ¿qué puede esperar cualquier miembro de la sociedad?

Lo cierto es que ya no se puede estar seguro en ningún lado.

En las carreteras, los centros comerciales, los bancos, el transporte público, las calles solitarias, cualquiera está expuesto a sufrir un asalto, y si bien les va, poder decir con cierto alivio que solo se llevaron las cosas.

¿Les cae que uno debe de dar gracias porque solo lo despojaron de sus pertenencias?

¿Es sano que nos tengamos que resignar a ser víctimas de la delincuencia sin que nadie nos pueda ayudar?
Y lo más grave: que quienes se dedican a hacer el bien, sean también presa fácil de los malosos.

Es indignante que un joven médico que estaba haciendo su servicio (o sea que además de bridar atención a los pacientes, lo hacía sin cobrar) fuera apuñalado por gandallas delincuentes.

Pero lo que encabrona más es que lo hayan atacado por el hecho de haber recetado un medicamento que no tenían en la farmacia del centro de salud.

¿Qué chingados tienen en la cabeza estos sujetos que apuñalaron a este joven médico solo porque no había el medicamento?

¿No que hay abasto de medicinas casi al cien por ciento?

¿Alguien miente?

Y no, no es un hecho aislado, ¿o ya se les olvidó el ataque a una doctora en Tepehuacán que había sido reportada como desparecida y poco después fue encontrada muerta en la carretera?

Ojalá no les ocurra nunca un hecho aislado.

Eran jóvenes con un espíritu de servicio que fue truncado por la violencia que a diario se registra en diferentes lugares.

Pero no solo son los ataques denunciados, hay también violencia contra los médicos por situaciones que escapan a su competencia.

Fue este hecho el que destapó las constantes agresiones que sufren los médicos de las zonas rurales, y todo porque no hay medicamentos y la gente molesta los ataca, como si ellos fueran los responsables.

O lo que es lo mismo, estos jóvenes profesionales son los que pagan los platos rotos por el abandono de las clínicas rurales enfrentando la molestia de la gente con maltratos que llegan a excesos como ser apuñalados.

Estoy convencida que no hay policías que alcancen para vigilar a la población que cada vez está más desprotegida, pero cuando la violencia alcanza esos niveles, quiere decir que algo grave está pasando y que las autoridades se niegan a aceptar.

¿Qué tendrá que pasar para que ahora sí se ponga atención a la seguridad no solo de los médicos, sino de cualquier persona?

Por lo pronto ya hubo voces que se levantaron para exigir mejores condiciones de trabajo para los empleados del sector salud, revisar cada una de las unidades médicas y detectar cuáles son sus necesidades prioritarias y que no sean los jóvenes médicos quienes paguen el pato.

Ahora solo fueron lesiones que van a sanar, pero ¿y si lo hubieran matado?

Las supervisiones de estas condiciones laborales sí deberían ser prioritarias y no querer tapar el pozo cuando ya se ahogó el chamaco.

Aún están a tiempo.

Palabras más, palabras menos

Sé que no hay palabras de consuelo para aliviar la pérdida de un hijo, por lo que le mando un abrazo solidario a mi compañero y amigo Juan Moreno. Estoy segura que el tiempo ayudará a sobrellevar la pena.

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