En el mes de julio de cada año aparece la promoción comercial de julio regalado, y cada seis años la de julio defraudado al culminar la campaña para elegir presidente de la república, dado que el gobierno federal coacciona la compra del voto favoreciendo al partido en el poder.
Este domingo, de los 90 millones de votantes registrados, es probable la participación de 60 por ciento para sufragar en pro de José Antonio Meade, del PRI; Ricardo Anaya, del PAN; Jaime Rodríguez El Bronco y Andrés Manuel López Obrador, de Morena.
De acuerdo con las encuestas, AMLO, con 45 por ciento de preferencias, lleva ventaja de dos a uno con sus competidores. Dadas las expectativas es probable el triunfo de López Obrador, a menos que la maquinaria riegabilletes del PRI logre lo que se antoja imposible si respeta el voto mayoritario.

EL JULIO DEFRAUDADO DE 1988
De todos los julios defraudados que se han repetido desde 1940, año en que el gobierno de Lázaro Cárdenas impuso al general Manuel Ávila Camacho, el de 1988 ha resultado el más escandaloso de la historia política de nuestro país.
En 1988 Carlos Salinas de Gortari persuadió mediante testaferros al candidato triunfador en esos comicios, Cuauhtémoc Cárdenas, para que le cediera la presidencia del país.

ARGUMENTOS CONVENENCIEROS
Manuel Camacho Solís, entonces secretario general del PRI, artífice de calamidades, logró meter en cintura a Cárdenas y a Manuel J. Clouthier, del PAN, quienes pretendían que se anularan las elecciones, lo que podría provocar “un derrame de sangre, o un golpe de Estado”, según dijo el delfín de Salinas, más profundo al describir cataclismos sociales, políticos y económicos en México.

LA TERCERA ES LA VENCIDA
López Obrador da por segura su victoria del domingo próximo. Repitió la frase “este arroz ya se coció” en innumerables ocasiones durante las últimas tres semanas.
En el supuesto de que sea víctima de otro fraude como los ocurridos en 2006 y 2012, en que se alzaron presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, alega que lo denunciará ante todas las instancias.
No habla de violencia; recurre a la cantaleta “amor y paz”. Sin embargo, mucha gente, millones de mexicanos, está descontenta. No soporta más engaños, más corrupción, más impunidad.
El domingo 1 de julio puede cambiar el rumbo de la historia, dejando atrás el julio defraudado. Podría empezar una nueva era, la del mesías que ha prometido todo y de todo, pero podría suceder que al colocarse la banda presidencial con el águila imperial se transmute en lo que tanto se teme: un dictador de pacotilla, comparable con su ilustrísima y serenísima alteza Antonio López de Santa Anna.