Dicen que la justicia es ciega, pero en Hidalgo, además de ciega, es insensible, indiferente y en ocasiones se ensaña con los que menos tienen.

Es el caso de un hombre que perdió a su compañera por una enfermedad incurable, diagnosticada de manera tardía y aún no terminaba de procesar su pérdida, cuando la familia de su esposa fallecida le arrebató a su pequeña hija, argumentando que el hombre era discapacitado y, ahí, con su pena a cuestas este hombre comenzó un peregrinar por dependencias para tratar de recuperar a su pequeña.

Fue su suegra quien aprovechando el momento de desgracia del hombre, llegó a la casa de su yerno y arrasó con todas las pertenencias de la familia y de paso se llevó a la niña.

El hombre, queriendo hacer todo por la vía legal, acudió al DIF donde le dijeron que no era de su jurisdicción.
¿Jurisdicción, se preguntaba el hombre? ¿Qué no es más importante el bienestar de una niña que la ubicación de la casa? ¿Qué no todo es Hidalgo?

Total que con todo y su desgracia el hombre fue a la Procuraduría y de inicio lo atendieron, pero luego la abogada que llevaba el caso decidió dejarlo argumentando que la abuela que mantiene retenida a la niña estaba enferma y que no podían importunarla y hasta le hicieron firmar un documento al padre de que aceptaba que la abogada se retirara ¿Qué argumento es ese? Que huevos de abogada. Por cierto cuando quisieron levantar una queja contra la abogada, resultó que ya no trabajaba en la dependencia.

Pero la historia no termina ahí. Con todas las condiciones en contra, incluso acusaciones perversas, el padre de la pequeña se mantiene firme en su objetivo de recuperar a su pequeña hija, que, por cierto, está enferma y la especialista le ha solicitado que la niña continúe el tratamiento prescrito y al que no la ha llevado la abuela ignorante e irresponsable.

Y mientras todo esto ocurre, en el juzgado de lo familiar donde se ventila el caso, a pesar de que supuestamente ahora le dan celeridad a los procesos, de plano la juez le pide permiso a una mano para levantar la otra y retrasa el litigio; o al menos eso le parece al desesperado padre que ve con tristeza cómo tienen más contemplaciones con la mujer que le quitó a su hija y siente que cada día que pasa la niña, de tan sòlo cinco años, puede olvidarlo.

Lo grave del caso es que a pesar de que ya han realizado diligencias para intentar recuperar a la pequeña, la abuela niega que tengan a la niña, aun cuando el padre ha descubierto a la familia con la menor, incluso en el auto del abogado de Javier Quintanar, defensor de la abuela.

El padre, desesperado, ha recurrido a Derechos Humanos y otras instancias que no le dan respuesta, e incluso a la oficina del Gobernador donde le asignaron a un abogado que se toma con calma el asunto, al fin no es de su familia.

Total que aquí sí se confirma la sentencia de que la Justicia es ciega y sorda, porque no escucha los lamentos de un hombre que lo único que pide es que le regresen a su hija.

Sólo esperamos que la veda electoral no sea otro impedimento para que se haga justicia en este caso que de no atender a tiempo puede quedar impune como muchos otros. ¿O será sólo un caso aislado?

¡¡¡Y lo que nos faltaba!!!

Se roban los autos, las casas, los celulares, el ganado, la gasolina y ahora el colmo, se roban las urnas con cenizas de los panteones.

Es el robo de pequeñas cajas con el cuerpo reducido a polvo el que prefieren los delincuentes y con ello dejar un gran dolor entre los familiares que se sorprenden ante este insólito y poco común robo en Hidalgo.

Al inicio de la cuaresma te dicen “polvo eres y en polvo te convertirás”; sin embargo, ante estos poco imaginables casos, ya ni el polvo te verán. Y en estos casos, ¿por qué delito interpones la denuncia?

¿Qué juez va a querer llevar el caso de robo de cenizas?