La fotografía de una escultura alusiva a la justicia que publicó en el perfil de su Facebook el maestro Chemo Estrada es quizá el retrato más evidente de la condición que se vive en México y, particularmente, en Hidalgo con relación a la carga que soporta el pueblo cuando de justicia se trata.
La escultura en cuestión muestra a un hombre gordo montado en los hombros de un sujeto frágil y debilucho, y es así como los hombres y mujeres se sienten cuando de pedir justicia se trata.
Obesa, morbosa e inútil es el título de la escultura, y nada refleja mejor la situación de esa justicia que no acaba de aterrizar para quienes menos tienen.
Ejemplos hay muchos.
Y es que para referirse a la falta de justicia necesariamente tendríamos que mencionar el reciente caso del accidente en el Valle del Mezquital, donde un joven muere calcinado luego de un choque donde desafortunadamente los presuntos responsables son personajes encumbrados a los que la justicia no puede alcanzar.
Una policía lenta y que responde a las órdenes del alcalde que, curiosamente, es hermano de uno de los presuntamente señalados, impide que los personajes en cuestión sean detenidos a pesar de las claras evidencias de la probable responsabilidad.
Es tan obesa y lenta la justicia en estos casos, que termina convirtiéndose en un lastre cuando los familiares de la víctima intentan que se llame a cuenta a quienes de manera cobarde abandonaron al joven que se encontraba dentro del auto que se incendiaba.
Morbosa porque a pesar de que todo apunta a que hay los elementos necesarios para que se configure el delito, los encargados de llevar a cabo el proceso le dieron varias vueltas al asunto, de tal suerte que en una de esas se temiera que el joven que murió calcinado sea ahora el responsable de maltratar la camioneta que lo embistió.
E inútil, porque pasan los días y se presentan innumerables documentos que exoneran a los señalados y ahora resulta que los medios podrían enfrentar cargos por haber contado la historia.
Y hasta el momento solo hay palabrerías huecas y versiones poco creíbles de que los familiares de la víctima aseguran que los señalados son personas honorables que nada tuvieron que ver en el asunto.
Ese es el Hidalgo surrealista.
Como surrealista es que a cuatro años de la muerte de una pequeña en un accidente donde la hija de un político era señalada como responsable de que en estado de ebriedad embistiera el auto donde viajaba la niña que poco después falleciera, no pase nada.
¡Qué chingados pasa!
Después de eso la familia se enfrentó a esa justicia de la que hablamos: obesa, morbosa e inútil, en la que los afectados fueron amenazados y hasta ahora nadie enfrentó cargo alguno por tan reprobable caso.
Y qué decir de la justicia que han tomado por su cuenta los ciudadanos cansados de ser una y otra vez burlados por quienes deberían defenderlos.
¿Quieren más ejemplos?
Yo creo que, en esto de la justicia, mucho se ha dicho y poco se avanza. Al contrario, todo parece indicar que a muchos les vale madre que se haga justicia, cuando eso representa salir peor de jodido. Linchados, mujeres desaparecidas, levantones masivos, ejecutados y lo que falta.
De verdad ya nadie puede creer eso del Hidalgo seguro que se pregona.
Y aunque se intente de que ya no se hable de los casos es claro que esta resulta obesa, morboso e inútil.
Palabras más, palabras menos.
Un abrazo solidario para la familia de mi amigo Alejandro Straffon, quien lamentablemente falleció en la Ciudad de México.
Descanse en paz. Espero sus comentarios.