La indefinición nicaragüense
 
Hace (68) meses
 · 
Compartir:

La crisis que comenzó en Nicaragua el pasado abril se encuentra en una aparente indefinición que amenaza a su economía, pero que de mantenerse podría generar tal presión que un estallido violento no sería raro.
Cualquier situación podría generar la chispa que lleve a ese estallido, por ejemplo la reducción presupuestal que este martes analizará, debatirá y pocos dudan que aprobará la legislativa Asamblea Nacional, la cual es obligada por la caída de ingresos fiscales propios y del financiamiento exterior, todo en buena medida por la violenta inestabilidad generada desde abril y, según las fuentes que se vean, con más de 200 y hasta 500 muertos.
Reformas a la seguridad social nicaragüense dispararon un disgusto que ya existía y que ha resultado imparable a pesar de la anulación de esas reformas, pues estas en realidad solo descubrieron un malestar de años creado por el líder de una revolución que a fines del siglo pasado se veía con esperanza.
¿Qué ha pasado con la Revolución Sandinista que en su momento rivalizó en popularidad con la cubana?
Las modificaciones a las cuotas a la seguridad social parecen mostrar el agotamiento de un modelo de política que ha buscado atender reivindicaciones populares con el mantenimiento de la vía neoliberal.
Para los pensionados de la seguridad social se reducían en cinco por ciento sus percepciones, mientras que las cuotas de los trabajadores subían tres cuartos de puntos, y los empresarios verían crecer sus propias aportaciones en 3.5 puntos porcentuales.
La explicación fue que la seguridad social nicaragüense es insostenible con su actual modelo y colapsaría tan pronto como en 2019.
La idea original provino del Fondo Monetario Internacional (FMI) que emitió el diagnóstico y la receta, que incluía aumentar la edad de retiro que a la fecha es de 60 años, lo que implicaría aumentar las semanas de cotización necesarias, hoy en día de 750, es decir, menos de 14 años y medio.
Se trata de una situación que se repite en muchos otros países, donde los recursos para sufragar el tradicional sistema de pensiones son insuficientes y se recurre a vías alternas como elevar las aportaciones, aumentar la edad de retiro –en parte justificada por el aumento de la expectativa de vida— o pasar a las cuentas individuales, que conforme avanza el tiempo están mostrando que tampoco son la solución, pues se asientan sobre la falta de cultura del ahorro y, sobre todo, salarios insuficientes para ahorrar.
En Nicaragua, en abril, esa fue la chispa que desató las protestas reprimidas con violencia y que no cesaron a pesar del retiro de los aumentos, ya que pronto se planteó una demanda innegociable para los descontentos y también para el gobierno: la renuncia del presidente Daniel Ortega, el mismo líder de la vieja Revolución Sandinista
Desde fines de abril hasta mediados de agosto ha habido plantones y manifestaciones, instalación de una mesa de diálogo con la intervención relevante de la jerarquía católica y, al final, un gran estancamiento que ha llevado a una violencia no en la escala de mediados de año, pero violencia al fin y al cabo.
La crisis resulta de lo que desde lejos se ve como el raro misticismo de Ortega y su esposa Rosario que les hace hablar de reencontrarse con la Tierra Prometida. Pero también de la caída de los mecanismos de equilibrio dentro del grupo sandinista por un nepotismo conyugal que ha convertido a la esposa en vicepresidenta del país.
Y también proyectos faraónicos incumplidos, como el canal que rivalizaría con el de Panamá, el cual no ha empezado a construirse a pesar de que su finalización se fijó para 2020, pero que ha costado la movilización del campesinado nicaragüense en defensa de tierras que serían empleadas en ese proyecto, y en protesta por la forma violenta con que han sido tratados en sus reclamos.
Todo esto en un país que mereció apenas en febrero pasado la elogiosa mención del FMI de que este 2018 “crecería por encima de su potencial”, con un PIB en avance de 4.7 por ciento, pero que ahora está naufragando por la caída de los ingresos fiscales y de capitales foráneos, es decir, la paradoja de muchos países, cuentas macroeconómicas positivas con saldos sociales en rojo y creciendo.
Ante esto, Ortega y el grupo de sandinistas que lo cobijan no parecen saber la manera de salir de ese dilema, sin que su raro misticismo les ayude.
De salida: El editorial conjunto que varios medios estadunidenses de prensa han anunciado para los próximos días ante la conducta del presidente Donald Trump sin duda marcará su gestión y deberá recibir apoyo mundial.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 1 hora
title
Hace 1 hora
title
Hace 2 horas
title
Hace 3 horas
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Política actual impide el desarrollo: Marivel Solís
Por Gerardo Ávila . 24 de mayo de 2016
Por Gerardo Ávila . 9 de agosto de 2017
Por Federico Escamilla . 12 de febrero de 2018
Por Gerardo Ávila . 30 de noviembre de 2015

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad