Juanita es una mujer hidalguense que como muchas ha tenido una vida difícil a su corta edad. Con sólo 25 años ya tiene tres hijos, un matrimonio inestable, un esposo enfermo y no cuenta con trabajo. Su sustento se basa en lo que obtiene de la venta de cartón que recoge en un tiradero. Sus hijos mayores acuden a la primaria pero lo hacen esporádicamente, sólo cuando su mamá tiene para mandarlos a la escuela, con algo en el estómago y pidiendo que el maestro de su hija le preste para la Copusi y así puedan comer algo con lo que aguanten hasta el día siguiente. Cuando no van a la escuela, los niños tienen que acompañarla al tiradero, aunque deben quedarse en un camión de la basura, ya que si el DIF los ve le han advertido que se los quitará. La más pequeña de sus hijos, mujer por cierto, apenas tiene dos años.

Juanita busca una mejor vida para ella y su familia pero no ha tenido la suerte de contar con un padrino que pudiera allanarle el camino, y sus oportunidades son restringidas al no tener estudios ni apoyo familiar.

Su alimentación deficiente ha hecho estragos en su salud y apariencia: dientes maltratados, envejecimiento prematuro, anemia, insalubridad e inseguridad en su forma de ser, es temerosa y a la vez agresiva, ya que ha tenido que defenderse entre los que buscan comida y sustento en un ambiente hostil como es el basurero.

Juanita sueña con tener un trabajo estable, dinero para que sus tres hijos vayan a la escuela y no tengan carencias, que su esposo se recupere y la vida sea más fácil para esta familia. Sin embargo, la realidad es que nadie sabe cuándo llegarán las oportunidades para que estas personas como Juanita o su familia tengan otro estilo de vida y al menos una vivienda digna para un desarrollo saludable.

Día Internacional de la mujer, ¿Qué chingados es eso?, preguntó Juanita cuando alguien mencionó la celebración, y con una mueca de tristeza y coraje, comentaba “vergüenza debería de darles a los que dicen apoyar a las mujeres, si habemos un chingo de viejas en el olvido de las autoridades y todavía se les llena la boca diciendo que nos protegen”.

“Pero eso sí, ahora con las elecciones seguramente nos van a buscar para que les demos nuestro voto y después se largan y aquí nos quedamos fregadas, con sus costureritos y sus gorras del partido”, comentaba Juanita ya encabronada.

Según el Consejo Estatal de Población, el índice de marginación considera cuatro dimensiones estructurales: educación, vivienda, ingresos monetarios y distribución de la población, a partir de las cuáles identifica las variables por las que se considera que una población se encuentra excluida de los servicios básicos para tener un mínimo de bienestar.

Para el Coneval existen casi 800 mil hidalguenses con alguna carencia de acceso a la alimentación y que en algunos casos llegan a hacer dos comidas al día.

Previo al Día Internacional de la Mujer y buscando la igualdad en salarios, condiciones laborales, equidad de género, respeto y dignificación, Juanita solo se limitó a decir, ya déjense de pendejadas con el Día Naranja y los festejos, mejor que nos den oportunidades para acceso a la salud y a la educación, y que se atienda lo más urgente para todos: la seguridad a la vida.

Pero como esos son sólo sueños, Juanita celebrará el Día de la Mujer en el tiradero buscando entre la basura algo que comer, mientras los festejos a todo lo grande sólo serán para las privilegiadas, las que sí tienen la suerte de estar cerca de los círculos de poder, a ellas estarán dedicados los reconocimientos, las otras que se chinguen.

PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS
Sin palabras para quienes dicen celebrar a las mujeres.