El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores perdió ayer mil 728.11 puntos, 4.20%, y cerró en los 39 mil 416.22 puntos. El dólar llegó a venderse hasta en 21.01 –cada vez más depreciados– pesitos.
Lo anterior significa que desde el 29 de junio, el último día hábil antes de la elección del 1 de julio pasado, el IPC ha caído 8 mil 216.98 puntos, de los 47 mil 633.20 en que cerró ese día, un desplome de 17.25%. Nada bueno para nuestra economía. En lo que al dólar se refiere, este se ha encarecido 4.27% desde el 29 de junio, cuando se vendió en 20.15 pesos.
La estrepitosa caída del IPC desde el último día hábil de junio hasta ayer pudo haberse prevenido, pero fueron unas decisiones del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y declaraciones de legisladores de Morena y el PT las que la causaron.
Las decisiones de Andrés Manuel son conocidas; por su parte, las declaraciones y acciones de los legisladores han sido varias, pero destacan: 1) La del coordinador de los senadores de Morena, el expriista, experredista, expetista y exemeceista Ricardo Monreal, quien, sin aviso de por medio, anunció que presentará una iniciativa de ley para prohibir que los bancos cobren comisiones sobre los servicios que proporcionan. 2) La de la bancada de los diputados del PT, que presentó una iniciativa de ley que busca desparecer las Afores y sustituirlas con una administradora de pensiones gubernamental que invierta en proyectos que resulten socialmente benéficos, sin importar que sean económica y financieramente rentables.
Monreal y el PT, estoy seguro de que con el aval de López Obrador, anunciaron sus iniciativas con el fin de asustar a los directivos del sector financiero del país, todos ellos miembros distinguidos de la llamada mafia del poder y dirigentes de uno de los sectores más beneficiados desde que los neoliberales llegaron al poder durante la presidencia de Miguel de la Madrid (1982-88).
Una senadora lopezobradorista me aseguró que Monreal y los diputados del PT se fueron por la libre sin pedir permiso a AMLO para presentar sus iniciativas; que los legisladores de Morena, PT y PES actúan según sus intereses particulares, y que los senadores de Morena no obedecen a sus líderes, en vista de que existe un pleito entre Monreal y el presidente del Senado, el también morenista Martí Batres.
Personalmente, no creo que en el mundo lopezobradorista se mueva la hoja de un árbol sin que el caudillo lo apruebe de antemano.
Sea lo que sea, los legisladores pertenecientes a los tres partidos que conformaron la coalición Juntos Haremos Historia deberían reconocer que sus palabras asustan a millones de mexicanos y a los mercados financieros. Así no van a ayudar al pueblo bueno y sabio; al contrario, solo contribuirán a empeorar su ya de por sí lamentable situación económica.
Eduardo Ruiz-Healy
