Consumada está, queridos amigos, la Gran Estafa, el gran engaño, la burla a la Suprema Corte, la suprema SIMULACIÓN llamada Ley General de Comunicación Social y conocida como la “Ley Chayote”. El PRI y sus aliados, bajo el férreo pastoreo del “ajonjolí de todos los males” de la política mexicana, Emilio Gamboa, aprobaron tal cual fue redactada esta pésima ley la medianoche del miércoles.
La Senadora perredista Angélica de la Peña, quien votó en contra de su aprobación, lo expresó de manera claridosa: “Lo que esta minuta contiene es un marco normativo que legitima el autoritarismo de antaño, atenta contra la libertad de expresión y pretende utilizar los recursos públicos para controlar la línea editorial de los medios sin rendir cuentas a nada ni a nadie”. Y es que, como lo expresa la Senadora, habiéndole solicitado al Congreso la Suprema Corte de Justicia de la Nación que LEGISLARA el uso del erario para evitar abusos en su gasto propagandístico, erradicar la discrecionalidad y normar el uso de estos recursos para que se distribuyeran de manera equitativa, los borregos que pastan en el campo de lechuga verde sembrado por Gamboa (con dinero de ustedes, amigos) hicieron todo lo contrario. Redactaron una ley que, por discrecional, logra lo OPUESTO a lo solicitado por la Corte y a lo que demanda México, esto es: que dejen los funcionarios de echar mano de los RECURSOS PÚBLICOS para comprar elogios, gastar en autopromoción, y la conversión en los medios que se dejan en entes propagandísticos a favor del régimen, en lugar de fuentes de información independientes.
Por ello, afirma la Senadora De la Peña que la “Ley Chayote” atenta contra la libertad de expresión. Ahora bien, no debe escapársenos una paradoja: esta ley gandalla, abusiva, ventajosa y anticonstitucional, escasamente les beneficiará a quienes la promovieron. ¡Le dejan en charola de plata al siguiente régimen, que casi seguramente no será priista, la oportunidad de servirse con la cuchara grande! Los medios que reciben lana del Gobierno para elogiarlo y golpear a sus críticos lo seguirán haciendo (a menos que el nuevo Poder Ejecutivo resulte ser más ético y responsable) sólo que, en este caso, el Gobierno será de otro partido y los que “están afuera mirando para adentro” serán quienes hoy promovieron esta aberración de ley.
O sea que esta ley que otorga total discrecionalidad a los funcionarios federales en el gasto “publicitario” del Gobierno será empleada –muy seguro– para acabar políticamente a quienes la promovieron. Gamboa se encargó de poner la piedrota en la hulera, pero no reparó en que esa misma hulera acabará pronto en manos ajenas, de sus enemigos, que no son pocos. Ande donde ande Gamboa en su lancha arruinando arrecifes le lloverá metralla, y casi seguro que donde primero le levantarán las enaguas es en la bolsa secreta de recursos que administra como líder de la bancada priista en el Senado y que emplea con total discrecionalidad para comprar voluntades… y propaganda a su favor. No se requiere una bola de cristal para adelantar que a este imitador de Goebbels le espera un “retiro” nada cómodo: ya podrá jugar golf en St. Andrews, pero hasta allá le caerán los vituperios y casi seguramente el llamado de la justicia, ésta pronto al servicio de una nueva administración nada afín a la de él.
El hecho de que se les pueda revertir muy pronto no aminora la majadería de burlar a la Suprema Corte, ni erradica el pecado original de engañar al pueblo de México haciendo como que cumplen con un mandato que les obliga equidad y austeridad en el gasto del dinero de los ciudadanos, cuando en la letra legislan lo contrario: plena discrecionalidad para seguir abusando. ¡Ni siquiera disimulan un intento de enmienda! No, abiertamente desafían, se mofan, y aún así quieren que el pobre del Dr. Meade gane la elección. ¿Cómo podrá si no han hecho más que sabotear su campaña con truculencia tras truculencia? O es un exceso de soberbia, o simplemente el poder los ha trastornado. Para el fin es lo mismo, y hablando de fin: éste es inminente para estos magos del engaño.
