Mayo 68
 
Hace (70) meses
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Ni un solo muerto. Ni uno solo. Muchos heridos, sí, pero ni una muerte que lamentar. Seiscientos detenidos, sí, pero ni un muerto, no obstante la revuelta de los estudiantes y obreros desde principios de mayo fue particularmente violenta. “¿Cuál habría sido la reacción del público si las balas de los CRS hubieran matado a algunos estudiantes”, se preguntó el intelectual francés Raymond Aron (Revista Nexos). Más de 500 mil desempleados, 5 millones de personas sumidas en la pobreza, un salario mínimo insuficiente de 500 francos mensuales, un gobierno anquilosado, una juventud contra la sociedad de consumo y los Estados Unidos por la guerra en Vietnam, los burócratas están hartos, huelgas y más huelgas, una iglesia demasiado tradicional, la guerra en Argelia, una burguesía hipócrita, omnipresente, paternalista y autoritaria, una educación sexual paupérrima, una libertad de expresión política raquítica, en suma Francia padece en mayo de 1968, una de las peores crisis de su historia moderna. Como dice Fernando Savater: “Lo que se exigía no era un cambio en el Gobierno sino un cambio en la forma de vivir, en el trabajo, en el sexo, en la enseñanza en la diversión. (…) A mí me parece que las agitaciones del 68 no transformaron el mundo sino que fueron el síntoma indudable de que el mundo ya había cambiado”. Un estudiante de sociología de 23 años, judío alemán, llamado Daniel Cohn-Bendit, mejor conocido como Danny el Rojo, se convirtió en el vocero de los estudiantes. Su detención y el allanamiento de su domicilio no hacen más que enfurecer aún más a los universitarios. El 3 de mayo, la policía cierra la facultad de Humanidades en la Universidad de Nanterre. La Sorbona se solidariza con el movimiento estudiantil y al caer la noche la policía la clausura. Entre más protestaban los estudiantes, más obreros y sindicatos se unían a sus manifestaciones. Más de 20 mil jóvenes marchan gritando: “¡¡¡somos un grupúsculo!!!”. Las barricadas, 200 autos incendiados y sus calles totalmente arrasadas cambiaron por completo la fisonomía del Barrio Latino y los alrededores. Nada funcionaba ni los trenes, ni las fábricas, ni los aeropuertos, la televisión pública estaba de huelga, el Festival de Cannes interrumpió sus actividades, la República Francesa temblaba, y con ella el general Charles de Gaulle en el poder desde 1958. No entendía qué era lo que estaba pasando. Insistía en decir: “Son pequeños grupos de agitadores”. Ya no habla de “manifestación”, sino de “revuelta”. El general se sentía y se veía particularmente viejo. Francois Mitterrand, quien acaba de anunciar su candidatura al Eliseo, llama a formar un gobierno alternativo, ante la desaparición del Estado. Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir apuntaban: “Mejor los comunistas que el General”. No fue sino hasta el 30 de mayo, que el presidente de la República se dirige al pueblo francés en un discurso emitido por radio y televisión, el mismo día de la manifestación “monstruo” en los Campos Eliseos. Muchos estudiantes escuchaban el discurso del Presidente desde sus pequeños radios portátiles, pero en lugar de calmarlos, los indignó aún más: “¡¡¡dice puras tonterías, dice puras tonterías!!!”, gritaban a todo pulmón. La mayoría de ellos llevaban el pelo largo, ellas, con las faldas muy cortas. “Esta juventud tenía sus propios ídolos musicales como los Beatles, Rolling Stones, Bob Dylan, y Léo Ferré”. Leían a Herbert Marcuse y al filósofo marxista Louis Althusser y cantaban La Internacional. El 25 de mayo, Georges Pompidou acepta abrir un diálogo con los representantes de los obreros en huelga. Las pláticas terminan el 27 de mayo con los “Acuerdos de Grenelle”, los mismos que acuerdan un incremento de 35% en el salario mínimo. Los trabajadores rechazan el acuerdo. El 29 de mayo, y a pesar de las presiones para que dimitiera, como por arte de magia, Charles de Gaulle desaparece de la escena pública y política y reaparece después de estar en Baden-Baden para convocar a elecciones. La Francia está más que inquieta. Pompidou está furioso. Madame De Gaulle teme por su familia. Para entonces ya había 500 estudiantes heridos y otros 500 policías, también heridos. Finalmente De Gaulle renunció a la Presidencia un año después de los eventos de mayo 68. El movimiento estudiantil no tuvo mucho éxito, y se produjeron muy pocos cambios. En fin, gracias a mayo de 68, afortunadamente muchos seguimos buscando “bajo los adoquines la playa”.

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