Éste era un niño que soñaba todas las noches con un caballito de madera.
El caballito era rojo, el color que al niño le gustaba más. Su crin y su cola eran grises como el cabello de su padre, y tenía los ojos verdes, pues de ese color los tenía su mamá.
Hasta aquí llego yo.
El cuento puede tener dos finales.
En el primero los papás del niño le mandan hacer un caballito como el de sus sueños y se lo regalan en la Navidad. Todos son felices: el papá, la mamá, el niño y el caballito.
En el otro final el niño enferma, muere, y se va al Cielo en un caballito como el que soñaba cada noche.
Ponle tú el final al cuento. Yo no se lo puedo poner.
Aunque quizá te estoy pidiendo demasiado.
Quizá ni tú ni yo le podemos poner final al cuento.
¡Hasta mañana!…