El Partido de la Revolución Democrática (PRD) se fundó el 5 de mayo de 1989. Su primer presidente fue Cuauhtémoc Cárdenas, el exgobernador priista de Michoacán e hijo del expresidente Lázaro Cárdenas, que en la elección presidencial de 1988 compitió como candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), una coalición de los partidos izquierdistas o pseudoizquierdistas.

Después de dicha elección, los partidos que integraban el FDN, más otras organizaciones de izquierda, se unieron para fundar el PRD, el cual hasta la elección presidencial de 2000 tuvo como su caudillo y líder moral a Cárdenas, quien también fue su candidato presidencial en los comicios de 1994 y 2000.

Después de 2000 empezó a declinar la fuerza de Cárdenas dentro del PRD y a surgir la de quien sería su nuevo caudillo, el también expriista Andrés Manuel López Obrador, quien ese año ganó la elección local defeña y se convirtió en el nuevo jefe de gobierno.

Andrés Manuel o AMLO sobrevivió al plan que ideó y puso en acción el entonces presidente Vicente Fox para liquidarlo políticamente y en 2006 y 2012 compitió por la presidencia de la república, siendo derrotado en ambas elecciones.

Después de su derrota de 2012, AMLO renunció al PRD y fundó un nuevo partido, Morena o Movimiento de Regeneración Nacional, el cual obtuvo su registro en julio de 2014.

Al irse Andrés Manuel, el PRD se quedó sin caudillos, ya que antes habían renunciado al partido Cuauhtémoc Cárdenas y otros fundadores.

Sin alguien que tuviera la autoridad necesaria para conciliar y unir a las diversas fracciones o corrientes perredistas, se apropiaron del partido dos individuos conocidos como los Chuchos —Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva—, dirigentes de la corriente denominada Nueva Izquierda, quienes procedieron a destruir el PRD con tal de defender sus intereses políticos y económicos.

Llegó 2018 y los Chuchos decidieron aliar a su partido con el PAN y MC para lanzar la candidatura presidencial de un panista que en la elección presidencial de julio pasado solo obtuvo el 22.3% de los votos.

La pasada elección se convirtió en un desastre para el PRD. No ganó una sola de las gubernaturas en juego y obtuvo muy pocas diputaciones federales y senadurías. En la actual legislatura, su bancada consta de solo 20 diputados federales —superando solo a la del PVEM— y cinco senadores, igual que la del PES. Los coordinadores perredistas en ambas cámaras son personajes desprestigiados y con fama de ser corruptos: Ricardo Gallardo, expresidente municipal de San Luis Potosí, en la de diputados, y Miguel Ángel Mancera, exjefe de gobierno de la Cdmx, en la de senadores, aunque a este último le podría durar poco el cargo en vista de que si un senador perredista decide cambiar de partido, desaparecerá la fracción.

En las siguientes semanas veremos a un buen número de funcionarios, legisladores y militantes perredistas emigrar hacia Morena para tener cierta probabilidad de sobrevivir políticamente. No ven cómo podrá el PRD sortear esta crisis y están convencidos de que morirá después de casi 30 años de existencia, periodo en que no pudo constituirse como un partido unifi cado, sin corrientes y sin la necesidad de un caudillo que lo dirigiera.

¿Morirá el PRD?

Como hoy están las cosas, muy probablemente.