¿Que le pediríamos a los Reyes Magos?
 
Hace (74) meses
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Una tradición añeja, que aunque no es de origen mexicano está bastante arraigada en nuestro país, es la llegada de los Reyes Magos en la noche del día 5 de enero, para entregar juguetes y regalos a los niños que hayan tenido un buen comportamiento durante todo el año anterior, así lo obligan los padres de los infantes para que sean acreedores a la visita de tan afamados magos de oriente montados en extraordinarios animales.
Cuando éramos pequeños, nos ilusionaba tanto que fuera la noche de Reyes; boleábamos nuestro zapato hasta que quedara completamente lustroso, la carta ya la habíamos hecho con antelación a todo, incluso meses antes ya teníamos pensado en por lo menos tres opciones de cosas que queríamos para que nos lo trajeran, aunque no siempre dejaran precisamente lo que solicitamos en nuestra carta.
Ahora, como padre de familia, pero más como abuelo, me tocó ver la ilusión que le provocaba a mis hijas en sus tiempos de la niñez. Hoy veo como mi nieto abre sus regalos, aunque no con mucha emoción debido a sus cortos 2 años y medio de edad; aún no sabe de esos nervios que se sienten al dejar bajo el árbol de Navidad tu carta e irte a la cama para dormirte antes de que lleguen los Reyes Magos, pero sin poder conciliar el sueño, pensando que el menor ruido son sus pisadas.
Pero qué hay de nosotros, los adultos, los que ya no tenemos la dicha de que nos visiten los Reyes Magos para concedernos algún deseo, capricho o petición, al menos algo pequeño, algo que nos haga inmensamente feliz, aunque no fuera material. ¿Qué pediríamos? ¿Qué sería lo suficientemente atractivo para llenarnos la pupila? Algo que de acuerdo a nuestro pensamiento “maduro” ayudara a nuestra sociedad. Algo que nos cambiara.
De acuerdo a nuestra actualidad, ¿Qué seria? ¿Qué los políticos no fueran corruptos? ¿Qué bajara la gasolina y el gas? ¿Qué tuviéramos un transporte público de calidad? ¿Qué no subiera la tortilla? ¿Qué no se gastara tanto dinero en las campañas políticas? ¿Qué desaparecieran por lo menos la mitad de los partidos políticos? ¿Qué en los sindicatos hubiera verdaderos líderes? ¿Qué no nos hagan gastar en absurdos reemplacamientos vehiculares? ¿Qué tengamos mejores vialidades? ¿Qué tengamos mejores salarios y condiciones de trabajo?
Y si fuera algo más personal, ¿Qué pediríamos? ¿Qué no subiéramos de peso tan rápido? ¿Qué pudiéramos bajar la “lonja” más fácil sin ir al gimnasio? ¿Qué nunca encontráramos tráfico? ¿Qué nos esté esperando siempre un lugar para estacionarnos cerca del lugar a donde nos dirigimos? ¿Qué siempre gane nuestro equipo deportivo favorito? ¿Qué el clima siempre este a nuestra entera satisfacción? ¿Qué nunca nos invada el insomnio? ¿Qué nunca suframos de estrés? ¿Qué no os enojemos en el trabajo?
Sin duda serían muy buenas peticiones, nada costoso, nada material, pero cosas que resultarían casi imposibles. Así es que aunque tengamos la ilusión de hacerle una que otra petición a los Reyes Magos, mejor adoptamos la mejor actitud y presentamos buena cara a este 2018 que ya tiene avanzados 11 días. Ya pasaron todos los festejos de fin de año y Año Nuevo, no hay más que afrontar lo que venga al avanzar los días, recuerde querido lector que el tiempo no espera a nadie. Vivamos juntos el aquí y el ahora.

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