Los gobiernos encabezados por populistas son cada vez más comunes. De acuerdo con la Base de Datos Global del Populismo elaborado por el diario londinense The Guardian, 2 000 millones de personas son hoy gobernadas por líderes populistas, es decir el 26.5% de la población mundial.
Precisar lo que es un populista resulta difícil porque los hay de diversos sabores y colores. Así, mientras que la mayoría de los populistas latinoamericanos tienden a ser izquierdistas (excepto el presidente brasileño Jair Bolsonaro), los que son europeos se encuentran a la derecha del espectro político, al igual que el mandatario estadounidense Donald Trump.
The Guardian utiliza la definición propuesta por el politólogo holandés Cas Mudde en su artículo The Populist Zeitgeist, que se publicó en septiembre de 2004 en la revista trimestral inglesa Government and Opposition: “populismo es una ideología que considera que, a fin de cuentas, la sociedad está dividida en dos grupos homogéneos y antagónicos, ‘el pueblo puro’ versus ‘la élite corrupta’, y que argumenta que la política debería ser una expresión de la voluntad general de las personas”.
Sin embargo, no todos los populistas son iguales. Las investigadoras del Tony Blair Institute for Global Change, Jordan Kyle y Limor Gultchin, identifican tres tipos de populismo:
Durante décadas, el término populismo se ha utilizado despectivamente para referirse a políticos que buscan el poder y gobiernan manipulando los instintos más elementales del populacho.
Hoy, el término necesariamente se vuelve respetable debido a que los populistas están haciéndose del poder en cada vez más países, México entre ellos, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador niegue ser uno de ellos.
Sin embargo, al insistir en defender al “pueblo bueno y sabio” y atacar constantemente a quienes denomina neoliberales, fifís, conservadores, medios de comunicación y periodistas corruptos, organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil e integrantes de “la mafia del poder”, AMLO actúa como un populista, como un populista socioeconómico y antiestablishment.
El tiempo se encargará de demostrar si un régimen populista puede mejorar el nivel de vida de la mayoría de los mexicanos. Para muchos es una mejor opción que la cleptocracia que fue derrotada el 1 de julio pasado. Ojalá así sea, aunque muchos lo duden.