¿Tas viendo que no ves?
 
Hace (58) meses
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Las imágenes indignantes de un grupo de militares retenidos y humillados por presuntos integrantes de las autodefensas en Michoacán, exigiéndoles que les regresaran las armas a cambio de su libertad, son un claro ejemplo de que lo que parece se está convirtiendo ya en parte de los usos y costumbres de grupos que mueven a los pueblos para proteger sus actividades ilícitas.

Coincido con las apreciaciones del presidente respecto a que son actos cobardes y que los militares actuaron con valentía y mesura a pesar de los ataques.

Pero quizá, más allá de esas impresiones, está la cautela de esos hombres que antes de provocar una tragedia con una reacción de impulso, prefirieron soportar el abuso al que fueron sometidos.

Y así como este grupo de militares fueron retenidos, en Hidalgo han ocurrido algunos enfrentamientos donde elementos del Ejército Mexicano son atacados por defensores de los huachicoleros.

Poco antes de los acontecimientos en Tlahuelilpan donde fallecieron 136 personas en una explosión de una toma clandestina, los militares habían sido retenidos y golpeados por pobladores en Tula, Cuautepec, Mixquiahuala, Tezontepec y, en fecha reciente, en dos ocasiones en la comunidad de Ulapa en Tetepango.

En todos y cada de los ataques a militares la constante es el combate al robo de combustible.

Entiendo que el negocio de los huachicoleros sea tan rentable que nada ni nadie pueda detenerlo, pero que los pueblos defiendan esta práctica aún a costa de sus vidas parece incomprensible.

¿P’os que no están viendo que no ven?

En varias ocasiones las tomas clandestinas han provocado incendios y la muerte de los ordeñadores que quedan calcinados juntos a los vehículos, eso en el mejor de los casos.

Pero en otros de plano la experiencia parece no enseñarles nada.

La vida de más de un centenar de personas no sirvió de nada.

¿Y qué esperan estos sujetos?, ¿acabar con un pueblo completo para que queden conformes?

Y en medio de esta discusión estúpida, ahí están los militares, aguantando vara, resguardando ductos y recibiendo mentadas de una población que ni a madrazos ha entendido el riesgo de la ordeña de combustible.

Aún recuerdo los comentarios de padres de las victimas de Tlahuelilpan que decían que los militares les pedían, casi les rogaban que se retiraran del lugar porque podría explotar. Y explotó. Y ahora ya nadie se acuerda y vuelven los ataques a los militares.

De plano, ¿están tan pendejos?

Según una estimación conservadora, los huachicoleros pueden ganar hasta dos millones de pesos mensuales por sus actividades y a los que se exponen en el robo de combustible solo les pagan cuando mucho 200 pesos diarios, 6 mil pesos al mes.

¿Y aún así los defienden?

Palabras más, palabras menos.

Como dijera el cantante, recién fallecido, Alberto Cortez.

CUANDO UN AMIGO SE VA, QUEDA UN ESPACIO VACIO, QUE NO LO PUEDE LLENAR LA LLEGADA DE OTRO AMIGO.

Así el sentimiento por la partida de Lalo Gómez un compañero y amigo que por años compartió con muchos de los que nos dedicamos a esta hermosa actividad de la comunicación.

Fueron al menos 20 años de labor compartida y su ausencia ya se resiente, sobre todo en la información generada en la institución que dejó.

CUANDO UN AMIGO SE VA, SE QUEDA UN ÁRBOL CAÍDO QUE YA NO VUELVE A BROTAR PORQUE EL TIEMPO LO HA VENCIDO.

Espero sus comentarios.

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