Iniciamos un año nuevo, en un país con un rostro distinto, con ansia de esperanza y justicia, esculpido por una población cansada de la violencia, corrupción e impunidad que decidió en las pasadas elecciones presidenciales de 2018 dar un giro de 180 grados para otorgar la oportunidad a un gobierno diferente, democrático y orientado a la izquierda nacionalista, encabezado por un señor Andrés Manuel López Obrador, luchador social incansable, venido de uno de los rincones más pobres de este país, el pueblo de Tepetitlán, municipio de Macuspan, Tabasco, tomó posesión como presidente de México el pasado 1 de diciembre de 2018 y terminará su cargo hasta el 30 de septiembre de 2024.
Andrés Manuel ha prometido en reiteradas ocasiones y diferentes momentos que no va a “fallarle a los mexicanos”, le creemos y así lo deseamos. Sin embargo, no podemos olvidar los fallidos gobiernos panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa que les bastaron 12 años para perder la confianza del electorado mexicano, no supieron mantener el esfuerzo histórico social que había terminado con un letargo gobierno priista. Lo que resultó un “tiempo perdido” para lograr la democracia y paz social acariciada por muchos mexicanos de entonces.
Es también el caso del expresidente Enrique Peña Nieto, quien logró recuperar la silla presidencial para el PRI en 2012, partido el cual nunca murió políticamente, pues se mantuvo cercano a los gobiernos panistas. Al ganar la presidencia EPN pidió a la población darle la oportunidad al nuevo y renovado PRI, y lo que vimos fue la más inaudita corrupción e impunidad de gobierno quizás nunca visto en toda la historia del país.
Por lo que hoy Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, tiene un gran reto: devolverle la esperanza a los mexicanos, no con discursos sino con hechos. Andrés y su equipo van que corren, no descansan, saben que el tiempo es oro, pues la transformación que pretende no es nada fácil concretarla. Los obstáculos están ahí presentes con sus enormes intereses al ascecho.
Todos los temas son muy importantes que atender, cualquiera que usted mencione; sin embargo, hay unos temas que ya no pueden esperar más: INSEGURIDAD, CORRUPCIÓN, IMPUNIDAD y POBREZA que palidece y naufraga a la población mexicana.
