¿Por qué contaminan más los aviones?
 
Hace (55) meses
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Al quemar combustible, los vuelos producen gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2), los cuales contribuyen al calentamiento global cuando son liberados hacia la atmósfera.

Por ejemplo, un vuelo de clase económica desde Londres hasta Nueva York emite aproximadamente 0.67 toneladas de CO2 por pasajero, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Esto equivale al 11 por ciento de las emisiones anuales promedio de alguien en un país como Reino Unido, o casi lo mismo que las causadas durante un año por alguien que vive en Ghana.

De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la aviación contribuye con alrededor del 2 por ciento de las emisiones mundiales de carbono del mundo, además, el organismo predice que para 2037 el número de pasajeros aéreos se duplicará a 8 mil 200 millones.

Las emisiones varían dependiendo de dónde se sienten los pasajeros y si toman un vuelo de larga distancia o uno más corto, por ejemplo, para vuelos de larga distancia, las emisiones de carbono por pasajero por milla recorrida son aproximadamente tres veces más altas para la clase ejecutiva, y cuatro veces más altas para la primera clase, de acuerdo con el Departamento de Estrategia Comercial, Energética e Industrial (BEIS).

Esto se debe a que hay más espacio por asiento, por lo que cada persona representa una mayor cantidad de contaminación del total que produce el avión.

“El efecto climático de las emisiones no CO2 de la aviación es mucho mayor que el equivalente de otros medios de transporte”, comenta Eloise Marais, del Grupo de Composición Atmosférica de la Universidad de Leicester, Reino Unido.

“Estos gases de efecto invernadero no CO2 formados en altitudes más elevadas persisten por más tiempo que la superficie y también tienen un potencial de calentamiento más fuerte”.

La calculadora EcoPassenger, lanzada por la Unión Internacional de Ferrocarriles en cooperación con la Agencia Europea del Medio Ambiente, indica que el grado de contaminación depende de la altura que alcance el avión.

Los vuelos más largos tienden a alcanzar mayores altitudes, por lo que causan más contaminación que los más cortos.

Los viajes en tren generan mucha menos contaminación ambiental que los viajes aéreos.

Por ejemplo, un viaje en tren de Londres a Madrid emitiría 43kg de CO2 por pasajero. En cambio, en avión esa cifra sería de 118kg, según EcoPassenger.

Hay que considerar que las emisiones de carbono de los trenes diesel pueden ser el doble que las de los eléctricos. Algunas locomotoras diesel emiten más de 90g de CO2 por pasajero por milla, en comparación con aproximadamente 45g para un Intercity 225 eléctrico.

La fuente de electricidad puede marcar una gran diferencia si se compara un país como Francia, donde aproximadamente el 75 por ciento de la electricidad proviene de la energía nuclear, con otro como Polonia, donde alrededor del 80 por ciento de la energía se genera a partir del carbón.

Al igual que con los viajes en avión, otro factor que influye es qué tan lleno está el tren: un tren en el horario pico tendrá emisiones mucho más bajas por persona que uno rural en la noche.

Autos eléctricos y diesel
Los autos también emiten menos CO2 que los aviones, siendo los eléctricos mejores opciones que los diesel y de gasolina.

Al igual que con los aviones, con los autos las emisiones dependen de varios factores, particularmente cuántas personas llevan.

Según EcoPassenger, un viaje de Londres a Madrid se puede hacer con menores emisiones por pasajero en avión, si el automóvil transporta solo una persona y el avión está lleno. Pero si se agrega una persona al vehículo, el auto gana.

Los autobuses también quedan por debajo de los aviones en términos de contaminación. BEIS dice que viajar en autobus emite 27g de CO2 por persona por kilómetro, en comparación con 41g en el ferrocarril de Reino Unido, aunque nuevamente esto variará dependiendo de qué tan llenos estén y el tipo de motor del vehículo.

Viajes en barco
BEIS también calculó las cifras de emisiones para los viajes en ferry: 18g de CO2 por kilómetro por cada pasajero, que es menos que un autobús.

Pero la edad y la eficiencia de los ferris varía en todo el mundo, y un ferry no podría hacer un viaje de Europa a América, aunque sí un crucero o un transatlántico.

La industria de los cruceros ha estado bajo presión durante mucho tiempo para reducir su impacto en el medio ambiente, que va desde la eliminación de desechos hasta la contaminación del aire, así como las altas emisiones, no solo por los viajes, sino también por el suministro de energía a todas las instalaciones a bordo.

Y, aunque las cifras no son directamente comparables, sugieren que viajar en un crucero es muy similar a tomar un vuelo, en términos de la cantidad de CO2 que emiten.
Con información de BBC News Mundo

 

Tania Romero
Agencia Reforma

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