En 2010, la extinta Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) gastó 4 millones 500 mil pesos en construir una planta tratadora de aguas residuales en la localidad de Tlalchiyahualica que nunca funcionó; en vez de mejorar la calidad de vida de los habitantes, la desembocadura de aguas negras contaminó el río Atlapexco, donde antes pobladores obtenían peces para comer.
Gerónimo San Juan Hernández, propietario de una parcela en los alrededores del cuerpo de agua, señaló a Criterio que las autoridades les aseguraron que el líquido iba a salir tan limpio que lo podrían beber.
“Las aguas negras desembocan en el río de Atlapexco y contaminan nuestras parcelas, donde sembramos maíz y frijol. Antes podíamos pescar y comer alimentos de ahí, ahora no confiamos en los productos del río. El gobierno federal nos está envenenando con estas plantas tratadoras. Antes de que se construyera, las autoridades nos dijeron que el agua iba a salir limpia y que la podríamos utilizar para tomar”, dijo.
Ubicado a un costado de la carretera Atlapexco-Calnali, en Tlalchiyahualica, Yahualica, el edificio que data de hace nueve años luce deteriorado.
En el acceso hay una mampara con detalles del proyecto elaborado por Sedesol y el gobierno de Yahaulica, en el marco de la estrategia de microrregiones.
La obra 7DLM13047064, denominada planta de tratamiento de aguas residuales, tuvo una inversión federal de 4 millones 500 mil pesos. La construcción se realizó del 20 de octubre al 31 de diciembre de 2007. En las características del proyecto se menciona: emisor de planta de tratamiento, caseta de controles, equipo de seguridad y herramienta.
Antonio San Juan Martínez fue subdelegado de la localidad en 2006 y delegado en 2010. En entrevista con Criterio señaló que la planta fue construida durante la administración del alcalde panista Mario Cortez Bautista, quien en 2007 fue señalado por incrementar 80 por ciento el costo de la edificación de la iglesia de Santa Teresa, cuyo presupuesto incial era un millón 148 mil pesos.
“El cuarto de controles que menciona en la mampara nunca operó, fue desmantelado y las herramientas se las robaron”, señaló San Juan Martínez.
Agregó que ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno se ha preocupado por la contaminación, pese a que las aguas negras desembocan en el río Atlapexco, donde se abastecen comunidades y cada año, aproximadamente, llegan 10 mil turistas.
“Ya comienza la temporada de calor, los olores fétidos que emanan de la planta tratadora son insoportables”, dijo.
Francisco Bautista
Atlapexco
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