Un 13 de septiembre, pero de 1847, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Juan Escutia, Juan de la Barrera, Vicente Suárez y Agustín Melgar, defendieron a la bandera de México y al Castillo de Chapultepec de ser invadido por tropas estadunidenses.

El argumento del mito histórico se basa en que antes de que el Ejército Norteamericano, de más de 8 mil elementos, llegara a Chapultepec, sede del Colegio Militar, Nicolás Bravo, héroe de la Independencia de México y comandante de la defensa del castillo, pidió a los soldados menores de edad que regresaran a casa, debido a que sus tropas serían superadas por número y no tenía caso que continuaran ahí. Sin embargo, algunos decidieron permanecer; entre ellos los seis niños héroes.

Al momento de la batalla, los soldados mexicanos se vieron rebasados y ante la inminente llegada de los estadounidenses al Cerro del Chapulín, Juan Escutia tomó la bandera de México que ondeaba en la cima, se envolvió en ella y se lanzó por el cerro.

Pero, historiadores han descubierto que esta crónica no es completamente cierta. Alejandro Rosas, especialista en el tema, ha logrado delinear los hechos que realmente ocurrieron durante la guerra entre México y Estados Unidos y la defensa en el Castillo de Chapultepec.

Expertos cuestionan que a estos cadetes se les llame “niños”, puesto que no todos eran tan jóvenes. Francisco Márquez tenía 12 años al momento de su muerte, Vicente Suárez 14, Fernando Montes de Oca y Agustín Melgar 18, Juan de la Barrera 19 y Juan Escutia 20.

Algunos historiadores difieren sobre la razón por la que algunos estudiantes se quedaron en Chapultepec antes de la llegada del ejército Norteamericano, señalan que a estos no les dio tiempo de marcharse y otros más estaban castigados.

El 13 de septiembre la amenaza de invadir el Castillo de Chapultepec se hizo realidad. Los involucrados defendieron con su vida el cerro del Chapulín. Muchos murieron en el enfrentamiento, otros al ver que la batalla estaba perdida, huyeron y también hubo soldados apresados por el ejército norteamericano.

Lo que no real fue el salto al vacío de Juan Escutia y la bandera de México. Según el historiador José Manuel Villalpando, Juan Bautista Pascacio Escutia Martínez no era cadete, como se ha demostrado en un estudio reciente, sino seguramente un soldado del batallón de San Blas. Sobre su muerte, perdió la vida en la ladera poniente del cerro, ubicado como tirador en lo alto del acantilado, donde fue herido por una bala y cayó, quedando sobre una roca, a la cual le fue colocada una placa conmemorativa en 1970.

Con respecto a la bandera, la verdadera historia es que fue tomada por los estadunidenses quienes la devolvieron al país en el sexenio de José López Portillo.

En 1849, Santiago Hernández fue el encargado de darle un rostro a los Niños Héroes. Él fue uno de los cadetes que defendió al Castillo de Chapultepec, y después se convirtió en un caricaturista y crítico del gobierno.

Dibujó al óleo los retratos de seis estudiantes que después serían identificados con los nombres de los seis cadetes homenajeados. Tres años después Mariano Monteverde recordó a los héroes del 13 de septiembre como “niños”.

Así, poco a poco se fue esbozando la figura protagónica de los seis combatientes. El primer presidente en querer recordarlos de manera oficial fue Benito Juárez. En 1871 decretó en luto nacional la fecha en la que se llevó a cabo la batalla.

Con información de infobae

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