Una de las tradiciones más destacadas para el Día de Muertos es colocar altares en las viviendas, explanadas, escuelas y panteones para recordar a los difuntos e invitarlos a regresar al plano de los vivos a través de sabores, olores e imágenes.
El investigador Raúl Guerrero señala que las características del altar dependen de la región del país. En la Huasteca es tradición hacer arcos de palma, fruta y cempasúchil, flor que también se utiliza en los caminos para dar la bienvenida a los fieles difuntos.
El olor que desprenden los altares son una mezcla de copal, resinas quemadas, comida, así como cempasúchil y manita de león.
En los altares se representan los elementos de la naturaleza: semillas de maíz o cacao, la tierra; las bebidas, como el aguardiente o la cerveza, o el agua pura ; las veladoras y el copal, representan el fuego.
Una de las tradiciones más arraigadas en el altar de muertos es colocar los alimentos que al difunto le gustaban, como dulce de calabaza, pan, chocolate, tamales o cualquier otro, así como objetos personales y cigarrillos.
Un altar invariablemente incluye la fotografía de los difuntos a los que se recuerda, así como calaveras de dulce o chocolate y, si se trata de niños, también se colocan juguetes.
Sara Elizondo I Pachuca