Entre los lugares históricos más importantes de Tepeapulco se encuentra la Casa de Hernán Cortés, edificada en 1522, después de la conquista de Tenochtitlán, capital del imperio mexica.

Entre las características de la construcción, de más de una manzana de extensión, está la fastuosidad, pues tenía dos patios, jardines, fuentes, aljibes, escaleras labradas, túneles, huertas, macheros, gallineros, caballerizas y chiqueros.

El vigía del patrimonio cultural, Alejandro Muñoz, comenta que esta fue una de las primeras casas que se construyeron en México, después de las edificadas en la Villa Rica de la Veracruz, por donde los españoles llegaron en el siglo XVI.

En uno de los patios se encuentran las escaleras para que los soldados llegaran a la parte superior de la casa y defendieran en caso de ataque, pues desde las troneras, desde donde disparaban.

Hoy en día es posible ver los túneles que conectaban la casa con la iglesia, la plaza de toros y otras viviendas de la zona, por si ocurría un ataque. Dentro se han encontrado armaduras, dinero, esqueletos e ídolos prehispánicos.

La Casa de Hernán Cortés está en proceso de recuperación, pero los paseantes la pueden visitar, gratuitamente.

Frente a la casa se encuentra la antigua plaza de toros Paco Ortiz, que cuenta con el ruedo original, construido en el siglo XVI. Entonces tenía bancas de madera y para el siglo XX se hicieron unas de piedra.

La construcción de este lugar se llevó a cabo para celebrar la derrota de los habitantes de la gran Tenochtitlán, pues la fiesta brava es parte de la cultura española. Posteriormente, se empezó a practicar la charrería en las haciendas y ranchos de los alrededores.

Actualmente, las escaramuzas practican la monta a caballo, junto con niñas de entre tres y seis años de edad que inican con caballo
de palo.

Sara Elizondo I Pachuca