La fiesta de la mojiganga comenzó hace más de 50 años en Epazoyucan y las comunidades la han adoptado para celebrar sus fiestas patronales; en El Nopalillo, localidad de dicho municipio, lo hacen el 30 de noviembre y 12 de diciembre.
Hombres vestidos de diversos personajes del pueblo: el padrecito, la novia y el novio, el comisariado, el juez y el borrachito, hacen una parodia, recorren las calles de la comunidad, provocando las risas en quienes los ven y escuchan. El destino: el ruedo, donde se celebra una boda muy peculiar.
El guía de turistas certificado Andrés Ramírez asegura que se trata de promover la picardía mexicana entre chistes y bromas.
En la última edición él personificó a un padrecito que bendijo a los fieles e hizo correr a más de uno para evitar ser mojados con agua de color ámbar intenso.
Después de la celebración de la boda, el padre realiza una serie de confesiones públicas sobre los sucesos que ocurrieron en el pueblo a lo largo del año.
Mario Islas Torres, uno de los organizadores más antiguos de la mojiganga en Epazoyucan, comenzó a participar en esta festividad hace 32 años. Recuerda con orgullo: “Es una boda en la que han llegado a ser más de cien disfrazados, con una asistencia de 5 mil asistentes, pues es un evento gratuito”.
Sara Elizondo I Pachuca
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