Hace 80 años, en el marco de la celebración de Día de Muertos, nació la tradición de los habitantes del barrio de San Juan Tlihuaca, en Azcapotzalco, Ciudad de México, de recorrer las calles del lugar para pedir calaverita a los vecinos y, con todo lo recaudado, hacer una ofrenda monumental en el panteón vecinal.
Este pueblo, que nació cerca del año 1325, cuenta con un gran legado de tradiciones que han sido rescatadas durante las últimas décadas.
El recorrido por el Día de Muertos comienza el 1 de noviembre a las 22:00 horas y termina a las 6:00 horas del día siguiente, con el objetivo de llamar a las ánimas del purgatorio, según José Cruz Picasso, uno de los organizadores de esta actividad.
Marisol Carranco, habitante y animera del barrio ubicado al norte de la Ciudad de México, explica que la función de los animeros es cantar letanías en el recorrido para pedir la ofrenda.
“En cada casa nos detenemos a hacer una oración para el ánima y la gente nos entrega algo de su ofrenda para llevarla a la ofrenda grande, en el panteón”, agrega.
La ofrenda que se colecta durante la caminata consiste en pan, chayotes, elotes, tejocotes, cañas, entre otros. El 2 de noviembre se tocan las campanas y la ofrenda se distribuye entre la gente del pueblo.
La actividad había dejado de realizarse a partir de los años sesenta, pero fue retomada en 1996, por la necesidad de reforzar la identidad cultural de San Juan Tlihuaca, asegura Picasso.
Tradición
Las actividades se llevan a cabo el 1 y 2 de noviembre. Los animeros recorren las calles cantando letanías y pidiendo calaverita para la ofrenda monumental.
Sara Elizondo | Pachuca