Alexis Vega anotó un golazo y salvó la gestión de Tomás Boy como técnico del Guadalajara. Con un zapatazo cruzado desde fuera del área al minuto 63, el delantero de las Chivas celebró su cuarto gol frente al Atlas en su segundo clásico tapatío y convirtió a los Zorros en sus mejores clientes.
El planteamiento del Jefe provocó que el Rebaño fuera dueño del partido desde el inicio. Generó opciones claras que quedaron en el desperdicio, con Isaac Brizuela, Vega y otras en
el complemento.
Vega fue la bujía rojiblanca durante todo el juego y Boy dejó claro que debía ponerlo de inicio cuando estuviera listo y no cuando la afición lo exigiera.
En la defensa, el novato Gilberto Sepúlveda igualó el tono de figura con Antonio Briseño. El Tiba tiene un salario 80 veces menor al de Oswaldo Alanís, pero se mandó una gran actuación en apenas su segundo juego como titular y demostró que está en mejor nivel que el ex del Oviedo.
Las Chivas tuvieron un titubeo al 59’, cuando Jesús Sánchez se equivocó en una cobertura y Jesús Isijara por poco clareó a Raúl Gudiño.
Para el segundo tiempo, cuando el Atlas jugaba mejor y pisaba el territorio rojiblanco, vino el poema de Alexis, el cual le dio rumbo al Clásico.
Leandro Cufré quiso ajustar a su equipo, pero de nada le sirvió y mucho menos cuando se quedó con 10 jugadores por la expulsión del colombiano Jorge Segura, quien recibió una segunda amarilla por una falta imprudente.
Al 84’, Briseño regreso para salvar una cobertura cuando Lolo Reyes se quedaba solo y, tras mandar a tiro de esquina, explotó con una celebración combinada con reclamo para sus compañeros que no taparon
en medio campo.
El chiverío ejecutó a su ritmo la agonía del juego, con mayor control y eficiencia con los cambios.
Oribe Peralta, Josecarlos van Rankin y Alanís vieron el clásico tapatío completito desde la banca, y el Jefe demostró que los nombres y jerarquías quedaron de lado por ahora.
Ramón Estrada I Agencia Reforma