Entre gritos de “USA” y llamados a la igualdad de salarios, bajo una lluvia de confeti, la selección femenina de futbol de Estados Unidos, campeona del mundo por cuarta vez, fue celebrada ayer por miles de personas en un desfile en Nueva York.
Las jugadoras, que vestían camisetas idénticas negras con la leyenda “Campeonas del mundo” bordada en dorado, saludaron a la multitud desde varios camiones que circulaban lentamente por las calles del sur de la ciudad, del Battery Park a la alcaldía.
La jugadora más conocida del equipo, Megan Rapinoe, hizo la icónica pose con la que firma sus goles al presentar el trofeo de la Copa del Mundo a los enloquecidos aficionados que se agolpaban en
las calles.
“¡Igualdad de salarios!”, gritaba la multitud a las jugadoras, una de cuyas carrozas llevaba un gran letrero con la leyenda “Los desfiles son geniales, pero la igualdad de salarios es más genial todavía”.
“Déjenme escucharlos: ¡USA! ¡Igualdad de salarios!”, gritaba también a la multitud el alcalde de Blasio.
El equipo, festejado a lo largo y ancho de EU, se ha convertido también en un gran defensor de la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, un asunto que cobra fuerza en la era #MeToo.
La selección femenina está demandando a la Federación de Futbol Estadounidense ante la justicia para que a las jugadoras se les pague de la misma manera que a sus pares masculinos.
La semana pasada, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, propuso el doble del presupuesto destinado a las jugadoras en la próxima Copa del Mundo femenina, que fue de 30 millones de dólares este año, contra 400 millones para el Mundial masculino de 2018.
Thomas Urbain | AFP
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