Comentario sin camiseta
 
Hace (73) meses
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El profeta hacía un acto de reflexión sobre los males que aquejaban a su sociedad.
Habló del mal, de la conveniencia, de la ética, del bien y de la vida después de la vida en la que se pagaría cualquier cuenta pendiente del alma.
“No le quites los ojos al dedo del profeta”, era la recomendación para los elegidos oyentes de tan fantástica reunión.
Y el problema es que en efecto, algunos no entendieron nada porque se quedaron observando con estupor el dedo del profeta, y no los lugares a los que estaba señalando.
Y así, lo que es verdad resulta de creerle al que lo dice y no de que aporte los elementos para saberlo verdadero. Se convierte en un dogma de fe. De preferencias, simpatías y prejuicios.
El futbol mexicano se ha acostumbrado a que lo que está mal, se perciba como que está bien. Pero también, que el prejuicio dependa de quien lo diga.
Que desde hace mucho tiempo, los presupuestos de varios equipos reciban ayudas estatales o municipales con tal de tener un espectáculo para los habitantes de la localidad que, dicho sea de paso, les dé visibilidad a los propios gobernantes, ediles y similares.
Es un juego de valores entendidos que no porque históricamente haya sucedido en muchos lugares, hace que el problema sea menor. Todo lo contrario: lo hace mas grande que se convierta en un hábito que no molesta a la vista.
Tiene su complicación separar del “Tuzogate” las filias y fobias, los afectos y desafectos.  Las buenas obras  de su proveniencia y origen, hoy a la intemperie sin que haya una justificación convincente.
Se anuncian con bombo revelaciones a publicar, se anuncia la madre de todas las batallas, la recordación de recordaciones y los ánimos de encono que ahora quieren convertirse en tregua.
Pero qué tal si este es el inicio del fin a lo que en efecto existió, pero hoy se ha acordado que desaparezca: la multipropiedad, el dinero público en manos privadas, -yendo mucho mas allá de los estímulos fiscales que son otra cosa- y la opacidad del destino de recursos repartidos presumiblemente entre los que  disponen de ellos y los reciben.
¿Qué tal si esto sirve para buscar la salud ética y financiera del futbol mexicano, para que las voluntades vean hacia el mismo lado y para que quienes veamos el dedo del profeta o escuchemos  su voz, distingamos claramente el contenido del continente?
Cada uno necesita hacer un acto de conciencia y volver a los orígenes de lo que está bien y está mal. Aún la ignorancia o la ausencia de sensación de que se está cometiendo una falta, no exime de la pena a quien lo comete.
No es por afinidad futbolera, mediática  o personal. Es porque nos cuesta mucho trabajo ver las cosas con la claridad que irradian de vez en vez.

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