La juvenil selección mexicana tuvo destellos de equipo adulto y eso la condujo al triunfo 2-0 sobre Trinidad y Tobago.

El Tricolor superó la única y última prueba previo a la Liga de las Naciones de la Concacaf, con goles de José Juan Macías y Ricardo Angulo.

El Tri se ganó los aplausos de la gente en el Nemesio Díez. El ímpetu, la dinámica, el arrojo y la picardía tuvieron su recompensa. Un equipo con una mayoría sub 22 que enfrentó a unos caribeños que hasta pecaron de inocentes, que se desmoronaron al primer golpe.

Al 23’, José Juan Macías, la promesa Tricolor, bajó a la media cancha para robarle la pelota al distraído central Daniel Cyrus. El contragolpe 4 contra 2 culminó en el gol del mexicano, mientras el trinitario se desplomaba como si se le fuera la vida, inerte a las muestras de aliento de dos de sus compañeros.

México fue un cuadro dinámico, que destacó mucho en el juego por fuera, con los laterales Alan Mozo y Cristian Calderón casi jugando de volantes, mientras los delanteros, como Ricardo Angulo, encontraban espacios para herir al rival, como ocurrió al 31’ con un tiro raso.

Fue una noche en la que se impuso la ola, el ánimo festivo al iluminar las gradas con los celulares, el “México, México” por encima de manifestaciones como el grito en el despeje del portero rival, que paulatinamente fue desapareciendo, y a buena hora, porque la FIFA está más alerta que nunca.

Un tiro al poste de Paolo Yrizar, otro disparo de Jairo Torres o de Gerardo Arteaga, los intentos de Érick Aguirre por romper las líneas enemigas, el Tricolor fue un equipo maduro que dice presente de cara a la convocatoria para la Liga de las Naciones, para los juegos contra Bermudas y Trinidad y Tobago que mostrarán si esta camada tiene el empaque necesario en juegos oficiales.

Édgar Contreras I Agencia Reforma