La lucha olímpica mexicana encontró en Alejandra Romero Bonilla una auténtica guerrera, quien con trabajo constante y disciplina, logró ubicarse en el top ten mundial de la categoría senior y sub 23 de su especialidad.

La participación que la gladiadora mexicana realizó en el pasado campeonato mundial fue una experiencia que la ha marcado como atleta y, tras cualquier adversidad, la hidalguense colocó en alto el nombre de su país, así como el de su familia, que siempre le ha brindado el apoyo necesario para salir adelante en su carrera dentro del alto rendimiento.

“Estoy contenta con el resultado obtenido, no fue nada fácil, pero al final de cuentas luché con todo el corazón. Hubiera querido concretar con una medalla, pero pude lograr el quinto lugar mundial y sé que las cosas van a mejorar con una buena preparación”, detalló.

Llegar a los Juegos Panamericanos y colgarse la presea dorada motiva a la luchadora a esforzarse en cada uno de sus entrenamientos en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (CNAR), donde desde los 13 años se ha formado y madurado como atleta.

Para Romero Bonilla, ser la número uno en cada una de las competencias es lo que la hace esforzarse cada día; sin embargo, cuando el resultado no favorece, intensifica sus entrenamientos, debido a que cada disputa la ve como un compromiso, no solo personal, sino con su país.

A través de los años y la experiencia adquirida, Alejandra tiene como meta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, sin dejar atrás las competencias que están en el proceso.

“En un futuro me veo como una luchadora realizada, espero lograr cada una de mis metas que tengo, tanto a corto plazo como son los Juegos Panamericanos y mi meta a largo plazo que es Tokio 2020”, expresó.

“Una vida de sacrificio, para un día perfecto”, es una frase con la que la atleta se identifica y trabaja todos los días para llegar a ser medallista olímpica.

Redacción I Pachuca