Dicen algunos árbitros consumados que no se deben tomar riesgos en situaciones extremas.
Si existe una jugada sobre el tiempo, en partido decisivo y que esté dividida, es mejor no marcarla.
La razón es simple: que los partidos importantes los decidan los jugadores y no el arbitro.
Jugadas como la del Mundial de Italia 90 con el penal extremo que señala Edgardo Codesal y que define el título para Alemania o el de ayer en el Bernabéu en el que ni con el VAR a todo trapo dejaría convencidos a todos, no deberían inclinar la balanza histórica -estos partidos hacen historia pura- con la duda a flor de piel. Lo realizado por la Juventus estaba siendo tan épico o más que lo de la Roma.
El espíritu italiano inundó los Cuartos de Final de la Champions y salió victorioso de todos modos por partida doble: logró quitarle el moho a la imagen del futbol italiano que viene de vuelta tras su eliminación para la Copa del Mundo y la devaluación de su Liga, hoy dispuesta a recuperar terreno.
La diferencia entre las pesadillas de Barcelona y Real Madrid por otro lado, es que mientras uno de ellos se pellizca para confirmar que sigue vivo, el otro sufre los estragos de una realidad. Barcelona fue superado cuando tenía todo absolutamente a su favor.
Curioso es que se sigan fabricando goleadas cuando las fuerzas parecen tan parejas. Es histórico tener abajo 3-0 en su casa al equipo merengue. Casi tanto como ver eliminado a un equipo como el blaugrana que rompe marcas de invicto en la Liga y llevaba tal diferencia en el marcador al juego de vuelta.
¿Estamos viviendo una recomposición del futbol de elite, viendo la amenaza italiana y la presencia inglesa ante un decaimiento de los españoles que han regido los últimos tiempos? ¿El poder alemán a través del Bayern podrá finalmente romper la barrera para volver a reinar en Europa?
Tenemos que esperar para saber si estas insinuaciones se convierten en tendencias en el futuro próximo.
Por lo pronto, la UEFA Champions League se confirma como el torneo más emocionante, más rico y de mayor presencia con sus clubes en el orbe, que invita a los demás a imitar en lo posible sus virtudes.
No es que nuestra Final de la Copa MX tenga sus méritos, o las Semifinales de Concacaf no hayan tenido lo suyo.
Pero son cosas tan diferentes que la comparación no vale, aunque cada capilla tiene su fiesta.
Aplausos al Necaxa que suma un trofeo, a Chivas que pasó como pudo y a Red Bulls que enseña los avances de una Liga de la que nos reímos muchas veces.

Francisco Javier González