Otro torneo en el que Pachuca se muestra como un equipo bipolar. Ya son varios semestres que llevan así los Tuzos, siendo un equipo que una semana puede jugar de extraordinaria manera y sacar un resultado valioso, y al otro recibir una goleada.

En este Clausura 2019 no les ha ido nada bien fuera de casa, un punto que les ha jugado en contra, recibiendo 13 goles en cinco juegos, tres de ellos recibiendo goleadas que han calado duro, viniendo de equipos con las nóminas más poderosas, pero con las que compite la de los hidalguenses, pero han sido exhibidos sin mostrar ese valor.

Martín Palermo sigue tomándole la medida a su equipo a mes y medio de su llegada al banquillo, tiró la toalla en la Copa MX al considerar que tiene un plantel corto que debe enfocarse en un solo torneo, dicho por él mismo, y con ello se aventó el gran reto de llegar a la liguilla o tener un gran fracaso.

Le queda medio torneo para tratar de alcanzarlo, pero debe cambiar a ese Pachuca bipolar que se ha visto, una vez más, con altibajos en todas sus líneas y con presión por los resultados.

En el desempeño, la defensa ha sido lo más flaco de la campaña. La salida de Alexis Peña y no traer a un refuerzo en la central parece que fue la peor decisión. Y es que la cesión del canterano a Necaxa fue decisión de ellos y parte de la transferencia por Víctor Dávila, algo que precisó el extécnico Pako Ayestarán, quien tampoco quedó conforme con ese traspaso.

Lo de Stiven Barreiro ha sido de muchos contrastes, quedando el sábado con un peor crédito al hacer dos goles en propia puerta en jugadas fortuitas, pero que no le ayudan demasiado.

Habrá que ver qué medidas va tomando Palermo de cara a la segunda mitad del torneo para poder ser más peligrosos, y con rivales que ya no serán tan superiores en cuanto a nombres.

Alfonso Rivera

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