Me imagino que entre las cosas que practicó el Tri el fin de semana pasado, cuando ya sabía que enfrentaría a un equipo al que ni imaginándose cosas chingonas iba a eliminar, estuvo la táctica para su regreso a México, porque la verdad es que les salió de maravilla.
Y es que ayer por la madrugada, lo que no hicieron los jugadores tricolores con los laterales y contenciones de la Canarinha, sí lo lograron a las mil maravillas con quienes acudieron para difundir sus puntos de vista sobre el enésimo fracaso en octavos de final de la Copa del Mundo.
Desde que estaban en las bandas para recoger el equipaje, Miguel Layún y Andrés Guardado ubicaron al “enemigo”, que los esperaba en la parte de afuera.
Con singular talento, agarraron sus tiliches y, en lugar de ir hacia las puertas de salida, se retacharon hacia las aduanas y quién sabe cómo le hicieron, pero desaparecieron de la planta baja de la Terminal 2 del Aeropuerto de la Ciudad de México.
Alguien por ahí los vio pasar por una puerta del segundo piso, donde se las arreglaron para evitar a quienes acudieron a captar sus puntos de vista para transmitirlos a sus televidentes, radioescuchas o lectores.
Qué lástima que se guardaron los regates para el regreso y no los usaron para poner un poquito nervioso a Alisson el lunes pasado.

Andan felices
Los que andan con la sonrisa de oreja a oreja en pleno Mundial y pese a que Chile no está en Rusia 2018 son los futbolistas Felipe Mora y Martín Rodríguez.
Los refuerzos de Pumas viven felices día a día su nueva etapa en México y todo porque se llevaron tremendo trago amargo al finalizar el Clausura 2018.
Y es que me contaron que tanto el delantero como el mediocampista se fueron a la gira europea de su Selección, aún sin saber que ya no entraban en planes de Cruz Azul, club que los trajo a México.
Fue allá donde se enteraron de que serían negociados en el draft, lo que les cayó como gancho al hígado porque no les comentaron que algo así podría pasar.
Por eso, ya integrados en la dinámica auriazul, los nuevos felinos están felices por la chance que tienen de continuar con su vida en la Ciudad de México.

San Cadilla I Agencia Reforma