Fue El Santo un héroe y artista
 
Hace (78) meses
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Han pasado 100 años del nacimiento de Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, un hombre que se convirtió en un ícono de la cultura popular mexicana, y Juan Villoro nos desmenuza, desde su óptica, por qué se dio este fenómeno.
“El Santo pertenece a la mitología popular, por un lado como un artista del pancracio, del cuadrilátero, 40 años disputando peleas con su famoso tope suicida, la quebradora, relevos australianos, a tres caídas sin límite de tiempo, toda esta mitología de lo que es el cuadrilátero, pero también, y sobre todo, el Santo saltó del ring para convertirse en un superhéroe mexicano y encabezar pues quizá el único género cinematográfico que ha creado México, que es el cine de luchadores”, comentó Villoro en entrevista.

¿Por qué el mexicano se siente tan identificado con el Santo?
“El Santo era un héroe súper positivo. En la lucha libre disputan los técnicos contra los rudos, que es una manera de decir que ahí se dirime el mal contra el bien. Los rudos, por supuesto, hacen trampas y el abucheo de la multitud es su salario, y los insultos son su propina, o sea, la gente está agobiando, criticando, injuriando a los rudos y muchas veces ellos se salen con la suya, pero el Santo era el héroe invicto de México, por eso un periódico, cuando finalmente falleció el Santo, pudo poner este encabezado que pues, de alguna manera, describía la devoción popular que se tenía por él, que era ‘El Santo al cielo’, esta famosa frase popular cobró
literal significado”.

Otro de los logros del Enmascarado de Plata fue tener un continuador que mantiene la leyenda viva.

“El Santo logró el milagro de tener una sucesión dinástica, en parte porque su hijo es un muy buen luchador, pero en parte porque el magnetismo del Santo seguía siendo necesario. La primera vez que vi luchar al Hijo del Santo fue a mediados de los años 80 en la ciudad de Mérida, una contienda muy de barrio, y bueno, la gente quedó absolutamente mesmerizada cuando apareció el Hijo del Santo porque no aparecía sólo él, era él más la leyenda de su padre, y esas son las cosas que solamente concede la mitología, que de pronto alguien es lo que encarna, pero también lo que se asocia con él y es lo que ha sucedido con el Hijo del Santo”, comentó el destacado escritor.

Presencia una ‘Santa casualidad’
Desde que se pasó al bando técnico y la gente lo convirtió en ídolo, al Santo se le han atribuido todo tipo de milagros.
A Juan Villoro también le ha tocado presenciar alguna de esas curiosidades que hacen del Enmascarado de Plata una leyenda.
“A mí me han pasado anécdotas muy curiosas con el Hijo del Santo, una de ellas fue en el sepelio del gran cronista deportivo mexicano, Ángel Fernández”.
“Estábamos en la funeraria, se celebró una misa de cuerpo presente y, justamente en el momento en que el sacerdote decía ‘Santo, Santo, Santo es el Señor’, se abrió la puerta y entró con su máscara el Hijo del Santo; la liturgia de pronto se convirtió en una aparición de este gran luchador, era como si lo hubiera convocado Ángel Fernández en la mejor de sus crónicas, y esa sincronía entre lo que queremos ver y lo que sucede, es lo que explica la leyenda tanto del Santo como la del Hijo del Santo, esas cosas no pasan casualmente”,
comentó Villoro.

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