Me contaron que en los próximos días a la administración del Estadio Azteca va a llegar gente de Cruz Azul con la espada desenvainada y listos para quejarse.

Pero ojo, aunque pareciera lógico, el motivo no será el chiquero de cancha en el que los obligaron a jugar todo el Apertura 2018, chiquero en el cual, por cierto, no perdieron ningún partido, salvo el más importante, el de la vuelta de la final.

No, no, la queja no será por el pasto híbrido, sino porque en el club cementero quedaron muuuuy molestos con la forma en que se distribuyó el boletaje para el duelo por el trofeo ante su vecino el América.

Me platicó mi Juditas celeste que nadie en La Noria puso pero a ver que en el juego de ida, las tribunas del Coloso de Santa Úrsula se pintaran de amarillo, pues el Ame fungía como local y parecía obvio que fueran mayoría. Lo que les puso los pelos de punta a mis cuates celestes fue darse cuenta que la mayoría se mantuvo también en el juego de vuelta, cuando Cruz Azul se suponía que fungía como local de la Final.

La molestia, por supuesto, estuvo basada en que ni los más chichos de La Máquina se salvaron de pasar por algún momento aciago para conseguir entradas para los suyos, baste recordar la queja pública que hizo el zaguero Pablo Aguilar, quien confesó ante los micrófonos que estaba sufriendo para conseguir boletos para sus familiares, lo cual te deja bien clarito que el cruzazulino de a pié la pasó peor para poder ingresar al Azteca en el duelo definitivo.

No falta gente en las oficinas celestes que cree que algo raro pasó para que los boletos llegaran mucho más fácilmente a las manos de los azulcremas que a las del dueño de la casa en la vuelta.

Por eso, muy pronto Cruz Azul dejará un recado en la administración del inmueble para que no ocurra otra vez eso, aunque falta que estos clubes se vuelvan a encontrar en una final de Liga MX.

Mejor se fue

Y ya que estamos con asuntos de nuestro bien apreciado Cruz Azul, déjenme les cuento que la partida de Ángel Mena al León no fue ninguna sorpresa.

¿Por más que el director deportivo Ricardo Peláez aseguró que la directiva negociaba con el ecuatoriano para una renovación de contrato, Mena ya no estaba a gusto en La Máquina. Y ustedes no lo crean, no era una cuestión de lana, sino que fue meramente de jugar. A Mena le pasó lo que a los cangrejos, y gacho, pues primero perdió la titularidad y luego se fue encogiendo su conteo de minutos jugados, lo que le pudo de verdad, pues con todo y todo, lo que él quiere es estar en el campo.

Por ellos, me contaron que más allá de que en La Fiera le ofrecieron 2 años de contrato contra un añito que le daba el club cementero, Mena mejor se vistió de esmeralda, pues de ahí le hicieron la promesa de que allá sí va a jugar, luego que la competencia en Cruz Azul está a tope.

Eso sí, el ecuatoriano quería definir cuanto antes en dónde iba seguir su carrera y deseaba seguir en México puesto que su esposa apenas dio a luz a su tercer retoño, el primer varón, otro Ángel Mena y pues era importante tirarle a la estabilidad en un momento tan importante.

Así que no les extrañe que Mena sea otro en el León, porque si bien está agradecido con Cruz Azul, su frustración de verse fuera incluso de las convocatorias celestes nunca cesó.

San Cadilla