Temor y silencio
 
Hace (69) meses
 · 

A Mexico fan reacts after the Russia 2018 World Cup round of 16 football match between Brazil and Mexico at the Samara Arena in Samara on July 2, 2018. / AFP PHOTO / Fabrice COFFRINI / RESTRICTED TO EDITORIAL USE – NO MOBILE PUSH ALERTS/DOWNLOADS

Compartir:

Son mayoría los novelistas, sociólogos, poetas y periodistas que coinciden en que el mexicano convive mejor con la derrota que con la victoria, pues además de ser territorio conocido, implica una responsabilidad mucho menor. Llorar las penas, sentirse agraviado, plañir la propia suerte parece el camino más sensato para no abandonarse a la excitación o la aún más dura caída que significaría no solo llegar al quinto, sino avanzar a semifinales o disputar el título. Pero la paz que no va a acompañada de alegría solo es resignación.

Que si las “cosas chingonas”, que si las rotaciones, que si el 7-0 ante Chile, que si la fiesta con las escorts, que si no se llamó a Pizarro, que si la mayoría está en Europa… Ya nada vale. Para la Selección Mexicana, el Mundial es la vara que mide y, a pesar de la victoria ante Alemania en el debut, no se ha hecho nada nuevo desde el 15 de junio de 1986, día en que venció a Bulgaria y avanzó a cuartos de final.

Los procesos del Tri no son de cuatro años, pues realmente la etapa que define el futbol azteca está hecha de siete mundiales: Estados Unidos, Francia, Japón-Corea, Alemania, Sudáfrica, Brasil y Rusia. Y con ese lente, Luis García es igual a Chicharito, Marcelino Bernal a Herrera y Campos a Ochoa Mercadotecnia y currículum personales aparte, México no cambia desde ese penal errado por García Aspe en Nueva York. Y esa carencia de evolución no tiene que ver con el partido ante Brasil, pues cualquier selección podría prever una derrota si enfrente está la Canarinha. México se abandonó a sí mismo al caer ante Suecia, pues confundió confianza con displicencia y tranquilidad con distracción. La oportunidad perdida de tener rivales más accesibles se lamenta ,pero tampoco era garantía, pues ver sobre el hombro a equipos como Suiza, Croacia o Rusia es algo que hemos pagado caro.

Solo queda la resignación como quedó ante Argentina; la frustración, como ante Holanda y la impotencia, como ante Estados Unidos. El aficionado no pide la Copa, pide que México sea, por una vez, la Turquía del 2002, la Croacia de 1998 o la Costa Rica de 2014. Anhela que en los medios de otros países se hable de la Selección como se habla de un amor de verano, y que nuestros jugadores brinden partidos que se queden en la memoria colectiva.

¿Qué sigue? El temor. Ningún jugador que salió campeón en el Mundial sub-17 de 2011 es parte del plantel que fue a Rusia. Se acaba la generación de Hernández, Herrera, Giovanni, Vela, Moreno y Ochoa. Era el mundial del Tecatito y Raúl Jiménez, quienes, en su poco tiempo en cancha fueron más sombra que otra cosa. Fuera del Chucky, no hay en el horizonte jugadores que nutran una selección competitiva, que aporten colectiva e individualmente o emocionen a las gradas, donde, quizá ahora haya más silencio que aficionados.

 

Alfonso Robles

Compartir:
Etiquetas:
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Por Redacción Criterio . 11 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 13 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 17 de abril de 2024

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad